La humanidad vive bajo alerta por virus, bacterias, parásitos u hongos capaces de causar epidemias o pandemias, como el SARS-CoV-2 que trajo el y que dejó millones de decesos, o la nueva variante de ómicron, la NB.1.8.1 que, aseguran los especialistas, no causará una crisis epidémica, pero que la Organización Mundial de la Salud () mantiene bajo vigilancia, y ante casos de tuberculosis que aumentan en México y la han convertido en la segunda enfermedad de mayor prevalencia tras la influenza, como ha documentado la .

Frente a ese desafío mundial, el nacimiento en México de un nuevo centro para estudiar y trabajar y reemergentes como coronavirus, tuberculosis, tosferina y sarampión representa un avance científico de gran calado. El Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) recién inauguró el Laboratorio de Bioseguridad Nivel 3 (LBS-3) para la Investigación de Enfermedades Emergentes, que se inscribe dentro de una red de cerca de una decena de laboratorios con ese nivel que tienen universidades, centros de investigación e instituciones como la UNAM, la UANL, el InDRE, el INER, Senasica y la Secretaría de Marina, entre otros. El más alto nivel de laboratorios a escala mundial es el Nivel 4, enfocado al estudio y análisis de patógenos altamente infecciosos como el ébola.

“El nivel tres implica trabajar con patógenos para los cuales no hay vacuna o no hay tratamiento. O hay vacuna y hay tratamiento, pero muchas veces, como la tuberculosis, por ejemplo, están cambiando y hay una multirresistencia a drogas y a tratamientos. Entonces, son patógenos que actualmente pueden ser muy nocivos para la población y por eso es que se requiere este nivel de contención tan importante”, afirma el doctor José Tapia Ramírez, coordinador del Laboratorio de Bioseguridad e investigador del Cinvestav.

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De izquierda a derecha, los doctores del Cinvestav José Tapia Ramírez, Martha Espinosa Cantellano y Jorge Fernández Hernández. Foto: Laboratorio de Bioseguridad Nivel 3
De izquierda a derecha, los doctores del Cinvestav José Tapia Ramírez, Martha Espinosa Cantellano y Jorge Fernández Hernández. Foto: Laboratorio de Bioseguridad Nivel 3

Ubicado en la Unidad Zacatenco del Cinvestav, el nuevo laboratorio que suple a aquel Nivel 2 que nació tras la influenza de 2009, cuenta con la infraestructura para realizar diagnósticos, analizar proteínas de parásitos, virus o bacterias y, eventualmente, con muestras inactivadas hacer estudios de proteómica; es decir, se podrá separar y observar las proteínas de los microorganismos y determinar las características particulares de esas biomoléculas.

“Es necesario construir este tipo de laboratorios porque los nuevos patógenos que pueden ser virus, bacterias, parásitos, hongos, van a estar siempre con nosotros. ¿Por qué? Porque también fueron parte de un mecanismo y un ecosistema integral. Cuando invadimos espacios de ellos, cuando construimos granjas en zonas que no estaban habitadas, en selvas, bosques, obviamente invadimos su hábitat”, asegura la doctora Martha Espinosa, del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Cinvestav.

La secretaria de Planeación del Cinvestav dice que este es el mejor laboratorio de bioseguridad nivel 3 en México porque también tiene un área muy eficiente con última tecnología para hacer estudios en modelos animales. “Tenemos un equipo de punta que nos permite afrontar lo que vaya a venir. Infraestructura humana de investigadores de muy alto nivel en el área biológica que en una nueva pandemia podrán responder con mayor rapidez y efectividad para analizar y estudiar ese patógeno que ahora no sabemos cuál será, pero tenemos la certeza de que va a venir porque seguimos invadiendo espacios de la fauna que al verse desplazada genera mutaciones”, afirma Espinosa, para quien la meta es estar preparados para resolver la epidemia o pandemia que venga. Y es que esta nueva infraestructura permitirá al Cinvestav convertirse en el soporte para realizar proyectos científicos de sus investigadores, así como de instituciones académicas diversas o de empresas que deseen evaluar, a nivel preclínico, vacunas, fármacos, antivirales y pruebas de inmunidad.

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Foto: Laboratorio de Bioseguridad Nivel 3
Foto: Laboratorio de Bioseguridad Nivel 3

De cara a la pandemia

El Laboratorio de Bioseguridad Nivel 3 (LBS-3) para la Investigación de Enfermedades Emergentes cuenta con la infraestructura para recepción de muestras, zona de alta contención de patógenos en gabinetes de bioseguridad, área analítica que trabaja con cultivos y un espacio para trabajar con muestras inactivadas, ácidos nucléicos, proteínas o ARN; es ahí donde se hacen los análisis de ARN y ADN.

“El LBS-3 cuenta con un sistema de inyección y un sistema de extracción de presión negativa, cosa que pudiera no existir en un LBS-2. Aquí hay una presión negativa en las áreas donde se trabajan estos patógenos de nivel tres”, asegura el doctor José Tapia Ramírez, quien afirma que este laboratorio tiene la capacidad de abordar diferentes tipos de proyectos.

“Por ejemplo, el SARS-CoV-2 no se trabajó en un nivel LBS-3 por que no teníamos un laboratorio con estas características. Ahora podremos hacer desde la evaluación de vacunas, las pruebas de potencia, pruebas de reto, ensayos de neutralización. Esas cuatro pruebas son importantísimas para avanzar en una vacuna. Sin estas características y cualidades de estos laboratorios no puedes avanzar, y las funciones de este laboratorio precisamente son avanzar en el desarrollo de nuevos prototipos de vacunas, de fármacos, de anticuerpos, inclusive, esta parte es vital para el desarrollo de las vacunas”, afirma José Tapia.

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Gustavo Adolfo Torres Franco, médico veterinario zootecnista, en el laboratorio que también tiene un área con última tecnología para hacer estudios en modelos animales. Foto: Laboratorio de Bioseguridad Nivel 3
Gustavo Adolfo Torres Franco, médico veterinario zootecnista, en el laboratorio que también tiene un área con última tecnología para hacer estudios en modelos animales. Foto: Laboratorio de Bioseguridad Nivel 3

Además, lo que distingue al Laboratorio de Bioseguridad del Cinvestav es que cuenta con equipos para análisis de cultivos y con un proceso de filtración de aire especial, positivo y negativo que no deja que entre ni salga ningún patógeno, y un área de dos habitaciones para la manipulación de animales de experimentación LBS-3, a cargo del doctor Jorge Fernández Hernández, titular de la Unidad de Producción y Experimentación de Animales de Laboratorio del Cinvestav.

El doctor Fernández asegura que hay una suite para tener a los animales que son modelos de control y tienen otra suite para los animales ya inoculados con tal o cual patógeno que estén analizando. “Este laboratorio tiene todas las características de autoclaves para la descontaminación de todo patógeno que ingresa y que sale. No hay otro como este laboratorio en México, y estoy seguro que tampoco en América Latina”.

Se pueden trabajar la tuberculosis, la fiebre amarilla, incluso el virus del Nilo occidental que también afecta la parte norte de del África, hay muchos para esta categoría de Nivel 3 de bioseguridad, tanto para animales como para muestras humanas, dice Fernández, quien coincide en que este laboratorio permitirá trabajar líneas de investigación enfocadas al desarrollo de vacunas, evaluación de fármacos antivirales-antibacterianos y ensayos preclínicos.

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Tiene también la capacidad para ser laboratorio centinela, donde en caso de una epidemia o pandemia, hacer pruebas, como lo hicieron durante la pandemia por Covid-19 con su Laboratorio de Bioseguridad Nivel 2, donde se redirigieron sus estrategias experimentales para buscar cómo analizar, en distintas fases, al virus.

La doctora Martha Espinosa recuerda que desde el Cinvestav se hicieron más de 130 proyectos específicos para el Covid-19 y el SARS-CoV-2 que pudieron llevarse a cabo gracias a este monitoreo permanente de los estudiantes, de los trabajadores, de los investigadores, para que pudieran seguir acudiendo a las instalaciones y realizar ese trabajo.

“Nuestro objetivo es atender enfermedades emergentes, desarrollar vacunas, la evaluación de esas vacunas, ensayos preclínicos en las áreas de alojamiento de animales y de fármacos. Hay también proyectos de generación de plasma frío y ver la actividad antiviral, anticuerpos neutralizantes contra estos virus. Hay una gran cantidad de proyectos que este tipo de laboratorios nos permiten abordar de una manera integral y también el colaborar con el resto de los laboratorios y hacer sinergia con otros laboratorios de bioseguridad niveles dos y tres”, concluye el doctor José Tapia Ramírez.

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