¿Sabías qué cerca del 75% del agua que se utiliza en la Ciudad de México proviene de los acuíferos? Hemos expandido el área urbanizada, cubierta de pavimento o concreto sobre la superficie de vegetación natural que permitía su recarga; la Ciudad crece descontroladamente, se extrae más agua de la que puede infiltrarse generando un déficit de humedad que origina hundimientos y causa daños en edificaciones , compromete la integridad de infraestructura hidráulica y nos hace más vulnerables a los sismos.
Septiembre fue un mes difícil para los mexicanos, el día 7 a las 23:49 horas ocurrió el sismo más fuerte registrado en los últimos 100 años que alcanzó una magnitud de 8.2 grados y afectó principalmente a comunidades en los estados de Oaxaca y Chiapas. Si bien este sismo se sintió también en la Ciudad de México, su efecto no fue tan devastador como el registrado el día 19 del mismo mes que tuvo una magnitud de 7.1 grados.
Además de la cercanía del epicentro, ¿qué otros factores pudieron influir en el efecto del sismo 19-S en la Ciudad de México?
Gran parte de nuestra Ciudad está asentada sobre suelo de origen lacustre (es blando y se comprime por el peso de las edificaciones) cuyas características amplifican el efecto de las ondas sísmicas . Adicionalmente estamos sacando más agua de la que permitimos que se infiltre y usando los recursos naturales, en especial el agua sin considerar su capacidad de mantenimiento y la integridad de los ecosistemas que nos rodean.
Los sismos son eventos que se han presentado y lo seguirán haciendo, pero de acuerdo con Agua.org.mx , su efecto podría ser menor si implementamos nuevas formas de aprovechar nuestros recursos y generamos condiciones que permitan restaurar y conservar su dinámica natural.
Las ondas que se propagan durante un terremoto se modifican por influencia de las condiciones geológicas y topográficas que prevalecen; esta modificación que generalmente consiste en la amplificación fuerte de la señal sísmica, una mayor duración de la misma y el incremento de su frecuencia, se conoce como efecto local. La evidencia científica ha mostrado que los terrenos blandos, amplifican los efectos de los terremotos.
La Ciudad de México se estableció y se ha expandido en una cuenca cerrada (agua que no tiene salida natural) en la que originalmente existían cinco lagos: Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco. Esta condición, ha impuesto diversos retos a la ciudad y a sus habitantes para aprovechar el agua y deshacerse de ella.
El suelo sobre el que descansa un área importante de la Ciudad tiene una vocación fundamentalmente lacustre, que amplifica y alarga las ondas de los sismos; los hace más intensos y los vuele más peligrosos, que los que se presentan en zonas de suelo firme. Así, el efecto local del sismo 19-S, no fue el mismo en la zona asentada sobre los lagos, que en aquellas porciones que descansan sobre las partes altas.
La plataforma especializada en el cuidad y arpovechamiento del agua, explica que "debemos estar informados sobre las acciones que podemos tomar a fin de mitigar el efecto de los temblores; estar atentos a las indicaciones de protección civil; tomar en serio la ejecución de simulacros y tener claro lo que debemos hacer en caso de sismo".
jpe