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jose.espindola@gmail.com
El Proyecto de Reforma a la Ley de Ciencia y Tecnología presentado por el presidente Enrique Peña Nieto tiene como “corazón” conseguir una visión a largo plazo que permita desarrollar programas completos para alcanzar metas significativas que favorezcan a nuestro país.
La reforma pretende consolidar los avances y establecer elementos que fortalezcan el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología y garantizar un diseño institucional del Conacyt que lo provea de mecanismos de colaboración entre los sectores público, privado y académico.
“La política de Ciencia y Tecnología debe de tener una visión de largo plazo, hay otras áreas en las que las decisiones y la prospectiva que se puede tener sea suficiente con seis años. Claramente en la ciencia no son suficientes periodos de seis años”, explicó el director del Conacyt, Enrique Cabrero Mendoza.
También afirmó que si México quiere avanzar hacia una economía del conocimiento es necesario tener una perspectiva de mayor plazo. Por ejemplo, dijo, la formación de especialistas en Inteligencia Artificial tardaría más de 10 años, por lo que es importante “ver más allá de simples periodos sexenales” para poder desarrollar recursos humanos.
Esta visión a largo plazo comprendería periodos de 20 a 30 años, tal como lo han aplicado Corea del Sur y China. “Así es como las países emergentes más exitosos en los últimos años han logrado dar este brinco hacia una economía del conocimiento”, aseguró Cabrero.
El funcionario espera que esta reforma permita “tener un presupuesto más consolidado, mucho más transversalmente coordinado con todo el gobierno federal en torno a la Ciencia, Tecnología e Innovación y mucho más claramente escalonado a lo largo de los años”.
El Conacyt será el encargado de realizar la propuesta de visión a largo plazo con ayuda del Foro Consultivo Científico y Tecnológico. La reforma también contempla que el director de esta institución siga siendo escogido por el Presidente, pero ahora deberá cumplir con un conjunto de requisitos que le darán solidez a las políticas de ciencia.
Además propone la creación de un consejo de asesores científicos y tecnológicos para la Presidencia formado por 20 miembros.
Con esta reforma queda descartada la idea de crear una posible secretaría de ciencia federal porque “sería ir en sentido contrario a la evolución natural que está teniendo esta política en el mundo”, aseguró Enrique Cabrero Mendoza.