Hace unos días se hizo viral en las redes sociales un video en el que se puede apreciar, a simple vista, a una rata bañándose. En el material se puede observar como el pequeño animal se talla el cuerpo con desesperación tratando de quitarse el jabón que está sobre su cuerpo.
El video tiene por título “shower rat”, pero justo en el nombre lleva sus dos grandes errores. Uno, no es una rata, es una pacarana, un roedor muy común en América del Sur; y dos, no se está bañando, las pacaranas no necesitan bañarse. Expertos han catalogado este video como "inhumano".
De acuerdo con El libro rojo de la fauna venezolana , es el roedor más grande de los Andes tropicales y el segundo de Latinoamérica, luego del chigüire o capibara. “Es un mamífero corpulento, de talla grande, con una longitud que varía entre los 47 y 51 centímetros, mientras que su masa corporal alcanza los 15 kg.”
Este animal es considerado un “fósil viviente” porque es el único miembro viviente de la familia Dinomyidae, un grupo que tuvo su máxima diversificación en el Mioceno. Físicamente es un animal robusto con patas cortas, uñas muy fuertes y cabeza grande.
Son roedores nocturnos e inician su actividad en el crepúsculo. Se alimentan de frutos, hojas y raíces de plantas y suelen descansar en cuevas o madrigueras que construyen en la base de los árboles o en lugares con afloramientos rocosos.
La pacarana normalmente habita las selvas húmedas de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Bolivia. A nivel global esta especie está clasificada como “Vulnerable” por considerar la declinación de sus poblaciones en más del 30% en los últimos 10 años a causa de la sobreexplotación, la reducción de su distribución, así como por la destrucción y degradación de su hábitat.
De acuerdo con expertos, la situación actual de la pacarana requiere “la adopción de acciones de conservación en toda su área de su distribución, dirigidas a detener su cacería, en especial dentro de las áreas protegidas. Estas medidas requerirían la combinación de iniciativas de guardería ambiental con programas de educación, que divulguen la prohibición de la caza y destaquen su valor como elemento singular de la fauna andina”.