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El tabaco es la principal causa evitable de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), así como de otras patologías respiratorias. También es un destacado factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares y de distintos cánceres. Pero esta sustancia no sólo afecta a la salud de las personas, también perjudica la salud del planeta.
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que en el cultivo de tabaco se emplean grandes cantidades de plaguicidas y fertilizantes que pueden ser tóxicos y contaminar fuentes de suministro de agua.
“Cada año, estos cultivos utilizan 4.3 millones de hectáreas de tierra y causan entre 2% y 4% de la deforestación del planeta . Además, la fabricación de productos de tabaco genera dos millones de toneladas de residuos sólidos”, expone esta entidad. Asimismo, los restos de cigarrillos son una gran fuente de basura en el mundo , por delante de los envases de alimentos, las botellas y las bolsas de plástico, según las conclusiones a las que ha llegado el artículo de revisión Contaminación ambiental por colillas de tabaco. El tabaco de cuarta mano , presentado por José Ignacio de Granda Orive, coordinador del Área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
De hecho, en 2016, casi 800 mil voluntarios de un centenar de países reclutados por la ONG Ocean Conservancy recorrieron más de 40.000 kilómetros de costa y retiraron más de ocho millones de kilos de basura en las playas.
En su informe indican que, como venía sucediendo en los últimos 32 años, las colillas ocuparon el primer puesto entre todos los desperdicios que recogieron. Concretamente, sacaron de las playas más de 2.1 millones de colillas, más de un millón de botellas de plástico , cerca de 900 mil envases de alimentos y alrededor de 860 mil tapones de botellas de plástico.
En este sentido, diferentes estimaciones cifran en un 30% el porcentaje de colillas respecto al total de residuos que se recogen a nivel mundial.
EL CONSUMO DEL TABACO AUMENTA
A pesar de las campañas de concienciación, el consumo de tabaco no deja de incrementarse. Según datos facilitados por SEPAR, se viene produciendo en todo el mundo desde 1990, con cifras en la actualidad de unos seis trillones de cigarrillos consumidos al año desde el año 2000, de los cuales el residuo de 4.5 trillones son arrojados al medio ambiente todos los años.
De media, las colillas pierden un 37.8% de su masa inicial tras dos años de degradación y se estima que pueden tardar en descomponerse totalmente entre ocho y doce años.
Desde hace 50 años, casi el 100% de los cigarrillos que se venden llevan un filtro de acetato de celulosa. “Este componente es fotodegradable pero no biodegradable. Aunque los rayos ultravioleta provenientes del sol puedan romper el filtro en pequeñas piezas, el material fuente nunca desaparece. Esencialmente, se diluye en el agua y en el suelo”, señala el doctor De Granda Orive.
El filtro de los cigarrillos está diseñado para acumular los componentes del tabaco, incluidas las sustancias químicas más nocivas. Así, cuando las colillas llegan a los ríos, a los lagos o al mar, al entrar en contacto con el agua, estas sustancias se liberan, lo que supone una seria amenaza para la biodiversidad.
Según explican los especialistas de SEPAR, las colillas albergan numerosas sustancias: pesticidas, etil-fenol, nicotina, mentol, dietilenglicol (utilizado como humectante), varios metales, alquitrán y carcinógenos. “Precisamos una legislación adecuada para poder actuar sobre esta basura que podríamos denominar ya el tabaco de cuarta mano”, destaca el doctor De Granda Orive.
Para tratar de reducir el impacto de los restos de cigarrillos en el medio ambiente se han sugerido diferentes acciones. Los expertos de SEPAR manifiestan que una de ellas es colocar etiquetas en las cajetillas de tabaco que indiquen a los consumidores la necesidad de no arrojar las colillas al suelo. Otra posibilidad sería hacer las colillas retornables, como ya ocurre en algunos lugares con las botellas de vidrio o las latas.
También se ha propuesto gravar el consumo de cigarrillos con una tasa de basura y dedicar el dinero recaudado a recoger las colillas. Por último, los especialistas abogan por impulsar campañas informativas y de sensibilización destinadas a incrementar la educación y responsabilidad de los consumidores para que depositen las colillas de forma apropiada.
jpe