La palabra endemia hace acto de aparición como un guiño optimista frente al , pero ¿qué significa en realidad esta palabra y cómo se relaciona con el virus que ha trastornado nuestras vidas desde hace dos años? En el origen etimológico de endemia se encuentran pistas importantes de su definición: el término griego endemeo significa residir; es decir, que el virus consigue adaptarse y convivir con el humano sin prisas, aunque sin dejar de lado algunos sobresaltos.

Fidel Alejandro Sánchez Flores

, investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM y encargado de la Unidad de Secuenciación Masiva y Bioinformática, asegura que cualquier patógeno que mantiene una enfermedad con incidencia baja y temporalidad sostenida, entra en una fase endémica; pero para que esto suceda debe pasar un periodo que constate que los picos históricos no rebasan ciertos niveles de casos y que la enfermedad se mantenga en etapas controlables.

Las enfermedades endémicas conviven con nosotros con prevalencia baja, y en algunos casos, picos estacionales. Los periodos de mayor incidencia de la enfermedad pueden deberse debido a un cambio estacional, tal como sucede en el invierno con la influenza y el encierro en lugares no ventilados al que obliga la baja temperatura. Hay cuatro tipos de virus de la gripe que siempre están circulando con poca frecuencia: A, B, C y D. Los causantes de las epidemias estacionales son los tipos A y B.

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También los picos altos de una enfermedad endémica pueden tener otro tipo de influencia indirecta del clima, como por ejemplo las enfermedades transmitidas por vectores, como los mosquitos. En el caso del dengue, presentan mayor prevalencia cuando el calor y la humedad son más intensos y favorecen el nacimiento de los insectos. El dengue es endémico en cien naciones de regiones tropicales del mundo. En algún momento el Covid-19 podría unirse al enjambre de enfermedades endémicas, como el VIH, el sarampión y la tuberculosis, entre muchas otras.

Optimismo cauteloso

En el caso del SARS-CoV-2 en México , Sánchez explica que para poder acercarnos a la endemia, se requieren medidas que mantengan el virus a raya durante un largo periodo y no solo con un declive en la pendiente de casos, sino una incidencia baja y homogénea en el país. Para cumplir con este último objetivo es necesario mantener los programas de vacunación, no bajar la guardia con las medidas de sana distancia y no perder de vista el seguimiento epidemiológico; sin embargo, hay otros factores que también determinan este ritmo, como la presencia de infecciones en los países cercanos y su impacto en los límites fronterizos.

En muchos países, sin embargo, las restricciones empiezan a desaparecer. El hartazgo es visible y la palabra endemia surge como una especie de amuleto de que la pandemia empieza a controlarse. El doctor Sánchez se une a las voces de los científicos que consideran que aún es prematuro decir si allá vamos con el SARS-CoV-2.

Se necesitarían lograr varias cosas para poder pensar en la posibilidad de mantener al Covid-19 en una convivencia equilibrada. La primera de ellas tiene que ver con las vacunas . Se requiere un rediseño de vacunas que permitan protegernos contra las variantes conocidas y contra las que surjan. Para ejemplificar el efecto de diferentes tipos de vacunas, Sánchez hace referencia a un virus que ya casi logra ser erradicado en el mundo: la poliomelitis. Hace treinta años, la polio paralizaba mil niños diariamente en 125 países. Para controlarla se utilizaron dos tipos de vacunas: intramuscular y oral. Esta última se volvía más efectiva en el sentido de que levantaba una respuesta inmune justo donde se replicaba la infección, por eso se mantuvo por mucho tiempo: por su efectividad, pero después de que el virus se pudo controlar, se observó que había un riesgo con las partículas biliares activas que se excretaban vía intestinal. Por otra parte hubo un repunte en países que detuvieron la vacunación, así que la vigilancia y la inyección intramuscular se convirtieron en la alternativa más fiable para evitar su resurgimiento. A un patógeno nunca se le pierde la vista, aunque parezca que ha dejado de hacer daño. Actualmente, la transmisión se mantiene endémica en Afganistán, Nigeria y Pakistán.

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Además de mantener las campañas de vacunación actuales y empezar a rediseñar nuevas vacunas, en el caso del SARS-CoV-2 se necesita conocer mejor la respuesta inmune y la memoria que ha generado en los organismos. En este sentido, Sánchez señala que es fundamental tomar en cuenta la llamada inmunidad esterilizante. El especialista se refiere a una nueva generación de vacunas, como las intranasales, que se aplican en el mismo lugar por el cual entra el virus.

Las vacunas que se han aplicado hasta el momento en todo el mundo han demostrado ser una excelente opción para prevenir la enfermedad grave, hospitalización y muerte; pero para evitar la infección, el especialista dice que se requiere neutralizar el patógeno en las mucosas del tracto respiratorio, mediante anticuerpos esterilizantes: una combinación de inmunoglobulinas que atrapan al virus cuando se introduce a la mucosa de la nariz y la garganta.

“Probablemente parte de los asintomáticos ya vacunados pueden estar generando anticuerpos esterilizantes, pero no completamente efectivos porque pueden seguir contagiando”, sostiene y agrega que aún no se entiende bien al virus, por lo que entonces es complejo darle una nueva condición, solo por una baja en la pendiente de casos.

“Aún no es posible calcular frecuencia y prevalencia, pues todavía nos encontramos con que el virus circula en cifras muy altas”. Puntualiza que si bien para calcular prevalencia se requieren al menos dos años, se tiene que sumar más tiempo para calcular promedios históricos.

Muchos científicos en todo el mundo, encuentran grandes desafíos para medir el impacto que sigue dejando una variante como Ómicron , con un aumento de infecciones leves y asintomáticas que dificultan aún más el registro oficial. Equipos de epidemiólogos buscan desarrollar pautas generales para cuando se logre alcanzar una verdadera etapa endémica. Por lo pronto, especialistas de la Universidad de Emory en Atlanta, han calculado que ese momento podría llegar con tasas de casos diarios por debajo de 30 por cada cien mil habitantes, tasas de vacunación de al menos 75% de la población, unidades de cuidados intensivos debajo del 80% de su capacidad y menos de 100 muertes al día en un país de las dimensiones de EU.

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La sindemia mexicana

El especialista del Instituto de Biotecnología de la UNAM afirma que en México hay muchos otros problemas, “pues el virus nos machucó porque nos agarró con las manos en la puerta”. Con esta expresión se refiere a que el Covid-19 interactuó con muchos otros problemas desatendidos de salud pública que hicieron sindemia con el SARS-CoV-2, como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, trastornos presentes en grandes porcentajes de nuestra población.

“Si a todos estos problemas se le suma un virus: ocasiona una sindemia, pues la pandemia se suma a un conjunto de epidemias. Es así que antes de hablar de la endemia debemos recordar que en México estamos en sindemia. Hay que arreglar muchas cosas antes de echar campanas al viento de que ya va bajando el virus. Se debe arreglar lo demás. El año pasado el SARS-CoV-2 fue la principal causa de muerte pero en segundo lugar estuvieron enfermedades cardíacas y vasculares. Ya sabemos qué hay una afectación directa del virus con este tipo de trastornos”.

Por otra parte, puntualiza que el hecho de que una enfermedad como el Covid-19 llegue para quedarse, tiene otros retos. “Es una enfermedad de muchas secuelas y aunque pareciera ser que se manifiestan en un porcentaje bajo, no sabemos lo que vayan a generar”.

Sanchez señala que es muy difícil entender que ya no podemos regresar a la realidad de antes. “Esto se equipará a lo que sucede en una guerra. Después que pasan muchos años, vas reconstruyendo, se transforman las situaciones. Hay muchas generaciones que añoran ese funcionamiento social que ya no existe, pero se puede tener un optimismo más realista en el momento que tengamos más planes para resolver los problemas que se han generado. Con una población más sana, vamos a tener una mejor calidad de vida que la de antes”.

EL DATO

Etapa endémica: tasas de casos diarios por debajo de 30 por cien mil habitantes; vacunación de al menos 75% de la población, entre otros