que vigilan un enjambre sísmico en Michoacán han negado que haya algún indicio para considerar que estos movimientos se deban al nacimiento de un .

Para descartar que el enjambre sísmico provoque el nacimiento de un volcán se han hecho estudios con la instalación de magnetómetros, medición de dióxido de carbono difuso en suelos, medición de radón, muestreo de aguas, así como análisis de las deformaciones a través de diferentes métodos.

El equipo de expertos ha estado haciendo el monitoreo del fenómeno que desde el pasado 5 de enero ha causado tres mil 287 microsismos, lo cual ha provocado rompimiento de fallas y fracturas en distintos niveles, se informó a través de un comunicado.

Los microsismos han sido detectados a través de instrumentos que han sido revisados por personal del Servicio Sismológico Nacional (SSN) y, luego, personal del Instituto de Geofísica (IGf) y de las universidades de Colima y Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, instituciones

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Fue a inicios de año cuando los movimientos telúricos ocurrieron cerca del volcán Paricutín y a la población de Uruapan, por lo que pronto intervineron los expertos.

En la región han sido varias las ocasiones en que se han perceptido los enjambres sísmicos, siendo el primero en 1943, el cual culminó con el nacimiento del volcán Paricutín. Posteriormente hubo otros en 1997, 1999 y 2006, detalló Servando de la Cruz Reyna , investigador del Departamento de Vulcanología del IGf .

El especialista agregó que la mayor parte de las fracturas son pequeñas, lo cual es común en zonas volcánicas y significa que el magma, que posiblemente sea el que produzca el esfuerzo, sea lo que esté provocando el fenómeno.

El vulcanólogo remarcó que el actual enjambre sísmico no culminará con el nacimiento de un volcán por varias razones: la profundidad de los sismos se mantiene baja y la mayor parte del desplazamiento de magma es horizontal.

nrv

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