Investigadores ven con preocupación que el Conacyt intente coartar la libertad de expresión a través de la implementación de un nuevo Código de Conducta, en el que se pide a empleados que ahí laboran, prestadores de servicios y “los grupos de evaluación de proyectos susceptibles de apoyos” que se abstengan de “emitir comentarios u opiniones negativos o desfavorables sobre las políticas o programas del Conacyt”.
El Código está conformado por nueve apartados. El quinto es sobre las Conductas de las personas que integran el servicio público del Conacyt, que a su vez cuenta con varios incisos.
Además de que se deberá ser “prudente al emitir opiniones” en redes sociales y procurar “preservar la integridad de la imagen institucional”.
El contenido de ese documento, dice el biólogo Antonio Lazcano, “es un ataque a la libertad de expresión”. En eso coincide Juan Martínez, del Instituto de Ecología, y por ello propone que se lleven a cabo mesas de discusión de los lineamientos: “Ahora que se entregó el Nobel a reporteros, quedó claro lo importante que es la libertad de expresión, para lograr mantener viva a una democracia”.
Por su parte, Andrés Sumano, de El Colegio de la Frontera Norte, señala que el Código de Conducta sí “preocupa un poco, porque pudiera entenderse como que si tú has hecho alguna crítica al Conacyt, entonces no vas a recibir apoyos”.
Sin embargo, indica Lazcano, no queda del todo claro a quiénes aplica el Código: “Está tan mal redactado, no sé si esa falta de definición es intencional para que quede la libertad de interpretar, como ellos quieren, y así considerarse como una falta”.
En el documento también se señala que los casos que incumplan el Código de Conducta serán remitidos a un Comité de Ética, que “estudiará el asunto con base en el protocolo que al efecto emita y podrá emitir recomendaciones al respecto y, en caso de que estime que existe una responsabilidad administrativa, lo comunicará de forma oficial al Órgano Interno de Control”. Al respecto, los tres investigadores consideran que de implementarse, se generarían problemas de derechos humanos y laborales.
"En este caso, no tenemos las garantías de que sea un procedimiento justo, pero además, preocupa la materia sobre la que va a dirimir el Comité de Ética. Sería importante que en el Comité de Ética se privilegie la libertad de pensamiento, de expresión", dice Sumano.
En el Código de Conducta hay un texto de María Elena Álvarez-Buylla que dice: “Las personas que integren el servicio público del Conacyt no sólo deben ser profesionales destacados, sino también personas comprometidas con la sociedad, el medio ambiente, los derechos humanos y, sobre todo, con la ética pública reivindicada por la Cuarta Transformación”. A lo que Lazcano cuestiona: “¿Cuál es esa ética? Sería bueno que la directora lo explicitara”.
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