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Si trabajaras en Brasil tendrías el derecho a 30 días de vacaciones. Lo mismo en Austria, Libia, Kuwait, Guinea, Francia, Finlandia, Perú o Nicaragua, entre otros. Pero viviendo en México sólo dispones de seis días porque el país está entre los que menos vacaciones en el mundo tienen. Estos días son los mismos de los que gozan los trabajadores de Nigeria y Tailandia y son superados pero de forma negativa por los que otorgan en Filipinas y China. Sólo cinco días de vacaciones al año, todo esto de acuerdo con el Banco Mundial.
La realidad en este tema en México es desesperanzadora. Un trabajador tendría que laborar de 30 a 34 años para tener los 24 días que les dan en el primer año de laborar en Chad, un país de 13 millones de habitantes, ubicado en África Central. Ni qué decir de los 30 días que dan países como España o Cuba, lo cual resulta prácticamente imposible.
En el país, las vacaciones van aumentando de manera progresiva, pero aun así permanecen muy por debajo de lo que otros países otorgan por ley a sus trabajadores. Del primero al cuarto, aumentan dos días por cada año hasta llegar a entre los cinco y nueve años, en los que la ley otorga 14 días; de los 10 a los 14 años, 16; de los 15 a 19, 18 días; de los 20 a 24, 20 días, y de los 30 a los 34 años, se disfrutan de 24 días.
Tener vacaciones es importante y trasciende la mera necesidad de salir de la rutina, sino que tiene profundas implicaciones tanto en los empleados como en las organizaciones.
A los primeros no descansar los convierte en menos productivos, satisfechos y más propensos a cometer errores; a las empresas las hace vulnerables a la alta rotación de personal, al ausentismo, presentismo, a la baja productividad y en consecuencia de todo esto, a una disminución de ganancias. Los mexicanos no sólo tienen pocas vacaciones, sino que trabajan mucho, lo que hace, en conjunto con otras variables, que sean muy poco productivos.
Tener más días de vacaciones mejoraría no sólo la salud de los trabajadores, sino también reportaría a las empresas beneficios, tales como una mayor productividad o un mejor desempeño, al menos de acuerdo con lo demostrado por un estudio realizado por Sodexo, el cual demuestra que por cada 10 horas de vacaciones que toma un trabajador, su evaluación de desempeño mejora 8%. Otro hallazgo importante en este sentido es que entre más horas de descanso tenga un colaborador, es más fácil que se quede en la compañía, es decir, que la retención aumenta en función al periodo de descanso. Cuarenta horas de descanso incitan al personal a permanecer ocho meses más con la organización, según este estudio.
“Para los empleados, las vacaciones equivalen a recargar energía y restablecer el equilibrio entre vida profesional y personal. El estrés de la oficina puede llevar a una mala toma de decisiones; a una actitud negativa; a una salud mental y física deficiente y, por supuesto, al agotamiento”, explica Sodexo en un comunicado.
Así, los mexicanos no sólo tienen muy pocos días de vacaciones, sino que trabajan muchas horas al día. Esto es importante porque constituye un aspecto importante en el equilibro entre trabajo y vida personal y a su vez este importa porque la evidencia sugiere que un horario de trabajo largo puede resultar perjudicial para la salud personal, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Y México para nada está bien parado en este tema.
De acuerdo con esta organización, en el país 30% de los empleados trabaja 50 horas o más a la semana, lo cual lo coloca en el segundo país en el que un mayor porcentaje de personas trabaja tantas horas, después de Turquía. El promedio de la OCDE es de 13% de trabajadores con un horario laboral muy largo. Además de trabajar mucho, es uno de los países que tienen tiempos de traslados más largos, sólo superados por Japón y Corea, según la OCDE.
¿Vida balanceada? Imposible
Con toda esta evidencia, no es difícil entender que el balance entre la vida y el trabajo en México suele ser muy escaso. Pareciera que la gente vive para trabajar. Es obvio, pero vale la pena decir que es necesario que los empleados descansen porque no hacerlo trae consecuencias.
Llevado al extremo, el trabajo puede derivar en un síndrome al cual se le ha denominado burnout, el cual es, por decirlo de alguna manera, uno de los límites al que puede llegar un trabajador excesivamente agotado. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lo define como un “estado de exhaustividad física, emocional y mental que es resultado de un involucramiento a largo plazo en situaciones que pueden ser emocionalmente demandantes”.
El fenómeno es complejo y no sólo es producido por trabajo en exceso, sino también por otras circunstancias como trabajo precario, por ejemplo. De manera somera, los síntomas incluyen tristeza, desmotivación, estrés laboral, dolores de cabeza, musculares, gastrointestinales, irritabilidad, apatía y aislamiento, entre otros.
Este síndrome va en aumento. De acuerdo con un estudio de Gallup, 23% de los empleados a escala mundial se sienten “quemados” en el trabajo muy seguido o siempre y 44% reportó sentirse así a veces. “Lo que significa que alrededor de dos tercios de los trabajadores de tiempo completo experimentan burnout en el trabajo”, detalla el estudio de la consultora global. Esto, por supuesto, tiene muchas repercusiones, no sólo para la salud y bienestar de los trabajadores, sino para las compañías. Los empleados que lo sufren son 63% más propensos a tomarse un día por enfermedad y 2.6 veces más a buscar un trabajo distinto al que tienen.
“No es sorprendente que los efectos del burnout no paren en la puerta de la oficina... Este trastorno puede disparar una espiral hacia abajo en el desempeño personal y organizacional”, concluye el estudio.
Que en México sólo se den seis días de vacaciones –el primer año, ya después van aumentando un poco de manera progresiva– es desesperanzador por las consecuencias que puede conllevar a los trabajadores mexicanos, pero lo es también que aunque los tienen pocas vacaciones, en muchas ocasiones las desperdician. De acuerdo con el estudio Dime cómo viajas: Hábitos y gustos de viaje expedia.mx 2015, 28% de los encuestados no toma todos los días que le corresponden.
Esto sucede por distintas razones, ya sea porque quieren acumular días para el siguiente año, porque es difícil coordinar el tiempo con la pareja, amigos o familiares con los que se tiene un viaje pendiente o porque no tiene dinero suficiente para pagar unas vacaciones.
Por fortuna, a pesar de estas dificultades, cuando por fin reúnen el dinero y pueden tomarlas, 65% se relaja desde que este periodo comienza. Sólo 22% lo logra hasta llegar a su destino. Pero la mayoría de mexicanos relaciona las vacaciones con felicidad y relajación: “68% confirmó que estar de vacaciones es importante para su bienestar personal, 67% asegura que las vacaciones mejoran sus relaciones de pareja y el 50% opinó que una buena forma de sentirse conectado con la familia y amigos es viajando juntos”, sostiene este estudio.