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En México tenemos muy poca cultura de seguros, ya sea porque estos instrumentos no se conocen entre la población, no se tiene interés en éstos, se piensa que son muy caros –ésta es la principal razón, de acuerdo con un estudio de la Asociación Mexicana de Seguros– o ni siquiera se ha recibido una oferta para adquirir uno.
El universo de seguros en el país es amplio en cuanto a los objetos que puedes asegurar y en cuanto a los tipos de seguro. Así que si ya te convenciste de que un seguro puede salvar tu patrimonio, tu salud y el de tu familia, te damos las claves para hacerlo bien.
Identifica prioridades. ¿Qué quieres asegurar? ¿Tienes hijos? ¿Tienes casa propia? ¿Tienes Afore o algún otro instrumento de retiro? Ten claro qué es lo que quieres asegurar porque así sabrás por dónde empezar. Los seguros básicos que deberías tener son el médico –si tienes IMSS y estás dispuesto a asistir cada vez que enfermes puedes eliminarlo–, el de invalidez (sirve por si te accidentas y ya no puedes trabajar y viene ligado a cualquier seguro de vida) y el de retiro (si tienes Afore y aportas voluntariamente, analiza si puedes suprimirlo). A partir de ahí puedes ir asegurando cada vez más bienes.
Ten claro qué es lo que cubre. Y también, qué es lo que no. Es común pensar que con tener un seguro de auto, por ejemplo, ya estás cubierto ante cualquier percance, pero cuando llega la hora de hacerlo válido viene la sorpresa de que no estás amparado ante tal o cual siniestro. Es por eso que es necesario tener claro desde el inicio qué es lo que cubre pero también qué no, ya que así podrás tomar tus previsiones. Pregúntale al agente de seguro y no escatimes y ponte a leer las pólizas antes de firmar.
Ve poco a poco y amplía coberturas. Asegurarse no suele ser barato –o al menos no es tan accesible– pero vale la pena. Así que si lo necesitas, ve por partes. Por ejemplo, si tienes auto, es obligatorio tener ya un seguro de responsabilidad civil (ése es el que cubre los daños que puedas ocasionar a otros), así que muy probablemente ya tienes un instrumento de este tipo, pero es muy recomendable que contrates uno de cobertura amplia para que éste pueda ampararte si le sucede algo a ti o a tu auto. En el caso de tu hogar, si estás pagando una hipoteca ya tienes un seguro que cubre al menos la deuda, pero te conviene contratar uno adicional que te indemnice a ti también por lo que ya has pagado, en el caso de que tu inmueble sea pérdida total. Ve asegurando conforme tus prioridades.
Compara. Es la recomendación de todas las compras y también aplica en los seguros. Necesitas comparar entre distintas aseguradoras el mismo tipo de instrumento para ver quién te ofrece más por menos. Pon atención en todas las coberturas y lee con detalle. Hay dos términos que tienes que conocer, como el deducible y el coaseguro. El primero es una cantidad fija no reembolsable que se cubre cuando se presenta la necesidad de utilizar el seguro. Tú tienes la oportunidad de elegir el monto al contratar. Por su parte, el coaseguro es un porcentaje que se aplica al monto total de los gastos derivados del siniestro una vez que se haya descontado el deducible, explica la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef). Éste tiene un “tope”, que es la cantidad máxima que pagarás sin importar el monto del siniestro. Comprar los montos de estos dos conceptos buen parámetro para hacer la comparación entre distintos productos.
Revisa que estén dentro de la ley. Asegúrate de que la institución de seguros esté respaldada por la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguro (AMIS) y que el agente de seguros que te está asesorando cuente con cédula de registro ante la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas, recomienda la Condusef.
IGC