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maria.saldana@eluniversal.com.mx
Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) es evidente que tener un trabajo remunerado no garantiza superar la pobreza, porque en muchas ocasiones vivir en la marginación provoca conseguir empleos en donde no se respetan los derechos básicos.
De acuerdo con su edición Programas Sociales, superación de la pobreza e inclusión laboral, el gran problema de la región es que las personas que viven en la pobreza no logran acceder al trabajo “decente”.
En otras palabras, para hombres y mujeres en condición de pobreza es difícil tener un trabajo “adecuadamente remunerado y ejercido en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana”, con el objetivo de que los empleos generen ingresos suficientes para superar su condición.
“Con frecuencia trabajan en sectores de baja productividad, en ambientes a menudo inseguros, sin que se respeten sus derechos básicos y sin ganar lo suficiente para garantizar condiciones de subsistencia y un futuro mejor para sí mismos y sus familias”, dijo la Cepal en el estudio que estuvo a cargo de Laís Abramo, Simone Cecchini y Beatriz Morales.
No se trata solamente de que tengan o no empleo remunerado, sino de la calidad de éste, porque muchas personas en condición de pobreza trabajan largas jornadas e incluso tienen varios empleos.
Trabajan mucho y no ganan lo suficiente para garantizar un mejor nivel de vida para ellos y para sus familias. “Es así como acceder a cualquier tipo de empleo remunerado —ya sea asalariado o por cuenta propia— no es garantía de superación de la pobreza”, destacó el estudio.
El otro problema es que las mujeres, especialmente las indígenas y afrodescendientes, tienen una gran carga de trabajo en el hogar, pero esa labor es no remunerada. Por ejemplo, en México las mujeres de más de 15 años dedican 48.4 horas semanales a labores del hogar, es decir, al trabajo no remunerado, y en promedio esa cifra es el triple del tiempo que destinan los hombres a trabajo en casa.
La Cepal aseguró que “en México, en 2014 las mujeres que viven en hogares sin menores de cinco años dedican 22 horas semanales al cuidado de miembros del hogar; las que viven en hogares con menores de cinco años que asisten a un centro infantil destinan 35.5 horas semanales, y las que viven en hogares con menores de cinco años que no asisten a un centro infantil dedican 44.1 horas semanales”, y toda su labor no tiene remuneración.
Consideraron que el programa de transferencias condicionadas que tuvo México, denominado Oportunidades, mismo que desapareció en esta administración, ayudó a las familias a superar la pobreza.
En México, “el programa Oportunidades ha contribuido a reducir las brechas de género en la matriculación en estudios secundarios, sobre todo en zonas rurales, y a incrementar la matrícula y las tasas de promoción de los estudiantes indígenas”, explicó el documento de la Cepal.
Para Brasil, un programa similar, como Bolsa Familia, contribuyó a disminuir en 17% la mortalidad de los niños menores de cinco años entre 2004 y 2009, porque se redujo la desnutrición y las enfermedades como la disentería, añadió el organismo.