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Actualmente, el avance de la inteligencia artificial (IA) y otras tecnologías representa una gran oportunidad para impulsar la creatividad humana y la productividad, al tiempo que se libera tiempo de tareas repetitivas; no obstante, también plantea un desafío crítico: encontrar el equilibrio adecuado entre capacidades humanas y el aprovechamiento de las herramientas digitales.
La colaboración entre personas y tecnología debe ser vista como un esfuerzo complementario y estratégico. Para lograr este equilibrio, se requieren habilidades más allá de lo técnico, como la adaptabilidad, la comprensión profunda de los cambios regulatorios, la apertura al aprendizaje continuo y una visión crítica con respecto al uso de nuevas herramientas tecnológicas, las cuales son esenciales para navegar en este panorama tan dinámico.
En particular, la función fiscal ha vivido una transformación notable, pero a pesar de los avances tecnológicos, el trabajo del área sigue siendo, en cierta medida, una labor manual, caracterizada por una alta complejidad de cambios normativos y una evolución constante de las reglas tributarias en todo el mundo.
En este contexto, las y los especialistas fiscales enfrentan una gran responsabilidad, ya que las consecuencias de cometer errores pueden ser significativas, por lo que es esencial que quienes trabajan en esta área no solo se mantengan actualizados en materia técnica y regulatoria, sino que también comprendan el potencial de la IA para optimizar procesos y anticiparse a los riesgos.
Lo anterior ha redefinido lo que las organizaciones buscan en su talento. De acuerdo con el estudio KPMG CEO Outlook 2024, 92% de las personas a cargo de la Dirección General (CEO, por sus siglas en inglés) afirman que planean aumentar el tamaño de su plantilla en los próximos tres años.
Por su parte, según el informe KPMG Global Tax Function Benchmarking, cerca de la mitad de las y los líderes fiscales (44%) identificaron el reclutamiento y la retención como los factores más disruptivos que afectan a la función fiscal de las empresas. Sin duda, estos hallazgos subrayan la necesidad de atraer, desarrollar y retener al talento como parte integral de la estrategia organizacional.
En este sentido, el desarrollo del talento debe incluir el uso de herramientas tecnológicas avanzadas, como la IA y la inteligencia artificial generativa (IAGen) para optimizar la función fiscal y los procesos de cumplimiento tributario a nivel local, regional y global.
Asimismo, la flexibilidad laboral, una práctica que tomó fuerza durante la pandemia, continúa siendo valorada por las organizaciones, ya que 47% considera que los esquemas de trabajo alternativos, como el remoto, son fundamentales para fomentar un alto desempeño en la plantilla. Esto también responde a una evolución en las expectativas de las nuevas generaciones, como los millennials y la generación Z, quienes buscan entornos laborales que reconozcan la importancia del balance entre la vida personal y profesional.
En definitiva, conectar talento con tecnología ya no es opcional, considerando que las herramientas de IA e IAGen no sustituyen la función crítica humana, sino que complementan las necesidades técnicas del área Fiscal, al tiempo que abren nuevas oportunidades.
En conclusión, en un entorno cada vez más complejo, en el que las reglas fiscales cambian y la tecnología avanza a pasos acelerados, el éxito dependerá de nuestra capacidad para mantener el equilibrio entre talento humano y aprovechamiento de tecnologías disruptivas como la IAGen.
Socio Líder de Impuestos y Legal de KPMG en México y Centroamérica
**Las ideas y opiniones expresadas en este escrito son del autor y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG en México