Washington.—El Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) fue aprobado por el Senado estadounidense y así acabó su costoso periplo por el legislativo de la Unión Americana, que obligó a renegociar partes del acuerdo, pero que está a un paso de su total ratificación e implementación.
El T-MEC tuvo gran apoyo bipartidista en la Cámara Alta de Washington. Tras su abrumadora aprobación en la Cámara de Representantes hace 40 días (385 a favor, sólo 41 en contra), y con el visto bueno de siete comités, el Senado votó a favor de forma aplastante por 89 a 10.
Entre los que votaron en contra están el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, contrariado por unas “buenas provisiones en materia laboral”, pero que “no aborda el cambio climático, la mayor amenaza del planeta”, así como el aspirante presidencial Bernie Sanders.
El acuerdo de forma inmediata se manda al despacho oval para que el presidente Donald Trump estampe su firma y oficialice la ratificación por parte de Estados Unidos.
Trump ha dicho que lo firmará la próxima semana.
El representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, señaló que “el USMCA [como se llama en Estados Unidos al T-MEC] es el primer acuerdo que resultará en más trabajos manufactureros, no menos. Es el primero con estándares laborales y ambientales fuertes y aplicables que ayudarán a nivelar el campo de juego para trabajadores estadounidenses. Es el primero que acoge la promesa de la economía digital y mejora la ventaja competitiva de EU en tecnología e innovación.
“Es el primero con medidas disciplinarias fuertes, aplicables, contra los injustos subsidios que distorsionan el mercado y la manipulación monetaria. Y es el primero que incluye la cláusula ‘sunset’ que dará a administraciones futuras la ventaja de garantizar que, a diferencia del desastre que fue el NAFTA [TLCAN], el USMCA nunca se vuelva obsoleto o desequilibrado”.
Llegar hasta aquí ha sido un camino tortuoso que inició en agosto de 2017, cuando inició la primera ronda de negociaciones. Meses después y tras momentos críticos se llegó a un consenso; desde la firma del tratado el 30 de noviembre de 2018 en Buenos Aires, durante la realización del G-20 y todavía con Enrique Peña Nieto como presidente de México, el texto del T-MEC ha sufrido cambios, con rondas de duras renegociaciones con el subsecretario mexicano para América del Norte, Jesús Seade, a la cabeza.
La mayoría demócrata en la Cámara de Representantes no estaba dispuesta a aceptar cláusulas existentes en el texto inicial, especialmente en temas laborales y medioambientales, y tuvieron que ser modificados y analizados de nuevo. “El texto que nos mandaron [al principio] nunca habría tenido nuestro apoyo”, repetía ayer la presidenta de la Cámara de Representantes, la líder demócrata Nancy Pelosi.
Finalmente, el 10 de diciembre de 2019, más de un año después de su firma en la capital argentina, Estados Unidos y México llegaban a un nuevo acuerdo sobre el T-MEC; nueve días después era aprobado en la cámara baja del Congreso de EU.
Ayer, sin más dilación, fue el turno del Senado.
Es sin duda un gran triunfo para el presidente Donald Trump, que cumple una de sus principales promesas: deshacerse del “horroroso” TLCAN e impulsar un nuevo acuerdo. Se une, además, con la firma el miércoles de la “fase uno” del acuerdo comercial con China.
México aprobó el nuevo texto comercial a finales del año pasado. Ahora falta la ratificación en Canadá, que se espera sin dilación cuando su Cámara de Comunes regrese al trabajo el lunes 27 de enero, con su nueva composición tras las eleccciones de octubre pasado.