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ruben.migueles@eluniversal.com.mx
Luego de dos trimestres consecutivos a la baja, la actividad industrial se encuentra en una fase recesiva, advirtió José Luis de la Cruz, presidente de la Comisión de Estudios Económicos de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin).
Lo anterior se debe a un desplome de la producción petrolera, así como al menor dinamismo en el área de la construcción y en parte importante de las actividades manufactureras del país.
El instituto afirmó que este sector acumula seis meses consecutivos a la baja a tasa anual, de acuerdo con los resultados del Indicador Global de Actividad Económica a marzo.
“La industria está en recesión no sólo porque ya son más de seis meses que su producción se encuentra en terreno negativo o dos trimestres a la baja contabilizado por el lado del PIB, sino también porque el ciclo económico del sector viene en franca desaceleración desde [hace] por lo menos ocho meses”, explicó De la Cruz, también director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
“La mayor parte de los componentes de la actividad industrial tienen tasas negativas durante marzo y, al menos, la mitad durante enero y febrero. Ésto plantea que la generalidad de la industria está ya en recesión”, agregó.
Se dice que una actividad económica está en recesión cuando se encuentra por debajo de su capacidad potencial, es decir, que no se está utilizando toda la que tiene instalada en las empresas, la de su maquinaria o equipo. También, la generación de empleo empieza a perder fuerza e, incluso, en algunas actividades comienzan a reducir sus plantillas.
“La recesión va comenzando, es decir, hay una desaceleración económica en el sector industrial que ya se transformó en recesión, pero en la que todavía no sabemos si ya tocó fondo. Lo que está mostrando el dato del primer trimestre del año es que la recesión va comenzando”, comentó De la Cruz.
Para Raymundo Tenorio, profesor emérito del Tecnológico de Monterrey, las producciones en la industria manufacturera y en los derivados de petróleo han venido a menos en los últimos siete meses, sumándose a ello el sector de la construcción en los últimos cinco meses. Debido a esto, el ciclo de la actividad industrial del país ya es recesivo, coincidió.
Esta incapacidad de crecer se debe también a que se ha reducido la inversión fija bruta, ubicándose en niveles de hace casi cinco años, lo que frena la capacidad productiva de la industria. Su consecuencia es la no generación de empleos permanentes y atonía en la competitividad de las exportaciones, agregó.
James Salazar, analista económico de CI Banco, afirma que en sentido estricto tienen razón, pues la industria lleva una tendencia a la baja, pero muy afectada por el sector del petróleo. Si se quitara ese elemento, no necesariamente se mantendría la inclinación, por lo que no necesariamente hablaríamos de recesión, dijo.
“Lo que preocupa es la reciente debilidad de construcción y las manufacturas, las implicaciones que tiene no le ayudan al PIB, al crecimiento como un todo, aunque gran parte se explica por el sector terciario, los servicios. Incluso con el ritmo que trae ahorita sería suficiente para evitar que la economía como un todo registre constantes retrocesos y se caiga en una recesión técnica”, dijo.
Las expectativas hacia adelante no son de que se reactive la producción industrial de manera fuerte, sobre todo por la incertidumbre acerca de la ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que detiene la inversión.
Los proyectos detonadores de inyección de capital del gobierno, como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el desarrollo del Istmo, entre otros, no dan certeza de que sean catalizadores de la actividad industrial, pues existe una profunda austeridad que no es congruente con esos planes, advirtió Tenorio.
Preocupa que la debilidad del sector industrial contagie al de servicios, uno de los principales motores de la economía, dijo De la Cruz.