El arranque de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum y la incertidumbre sobre las políticas y la relación con la administración de Donald Trump provocaron que a lo largo de 2025 el crédito de la banca a estados y municipios muestre un estancamiento.
De acuerdo con datos del Banco de México (Banxico), en agosto pasado el saldo fue de 360 mil millones de pesos, una caída marginal de 3% en términos anuales.
En el caso del crédito otorgado por la banca de desarrollo a entidades y ayuntamientos locales se observa un comportamiento similar. Datos del banco central muestran que en agosto tuvo un saldo de 287 mil millones de pesos, es decir, una reducción de 4.6% anual.
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En opinión del economista en jefe de Valmex Casa de Bolsa, Gerónimo Ugarte Bedwell, el desempeño del crédito bancario a estados y municipios ha sido limitado en lo que va del año y responde a una combinación de factores coyunturales y estructurales, considerando que el arranque de nuevas administraciones estatales y municipales suele traer consigo una pausa en la contratación de deuda.
Detalló que el primer año de gobierno se caracteriza por la revisión de presupuestos, la evaluación de pasivos heredados y la redefinición de prioridades de inversión. Esto retrasa la presentación de proyectos y limita la demanda de financiamiento.
“A ello se suma la incertidumbre del entorno externo. La discusión entre nuevos aranceles, junto con la volatilidad asociada al ciclo electoral en Estados Unidos, ha elevado la cautela tanto de gobiernos locales como de los bancos. Pensamos que mientras las transferencias federales y los ingresos propios alcancen para sostener gasto corriente y proyectos prioritarios, los gobiernos locales preferirán no comprometerse con más deuda”, dijo Ugarte Bedwell.
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El especialista detalló que, en el norte del país, estados como Nuevo León y Chihuahua mantienen un perfil crediticio relativamente sólido, pero han retrasado la contratación de nuevos financiamientos a la espera de mayor certidumbre sobre el comercio exterior.
“En el Bajío, entidades como Querétaro y Guanajuato enfrentan una dinámica más estable, pero con baja necesidad de inmediato endeudamiento gracias al buen desempeño de su recaudación local. En contraste, podemos ver en el sur-sureste estados como Oaxaca y Chiapas que muestran menor acceso a financiamiento por restricciones de capacidad de pago y por la percepción de riesgo más alta entre los bancos”, dijo el especialista.
Inseguridad: lastre
La inseguridad pública también se ha reflejado en el desempeño del crédito a estados. Con datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) disponibles a julio de este año, Sinaloa mostró un saldo acumulado de 3 mil 746 millones de pesos en crédito otorgado por los bancos, una disminución de 7.4% en términos anuales.
Dicho comportamiento coincide con el año complicado que ha registrado Sinaloa, particularmente Culiacán, ante el enfrentamiento de grupos delictivos que comenzó en el tercer trimestre de 2024.
De acuerdo con el especialista, en el caso de algunas entidades es particularmente ilustrativo, ya que los problemas de inseguridad han afectado a la actividad económica y, al mismo tiempo, han llevado a que las instituciones financieras sean más prudentes al evaluar solicitudes de crédito.
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“Pensamos que esta interacción entre factores de seguridad y capacidad de pago explica buena parte de la debilidad del crédito en algunas entidades”, dijo Ugarte Bedwell.
De cara al futuro, añadió, la reactivación del financiamiento a estados y municipios dependerá, en primer lugar, de que las administraciones locales consoliden su planeación presupuestal y presenten proyectos viables de infraestructura.
“En segundo término, que disminuya la incertidumbre macroeconómica y comercial, sobre todo cuando se clarifique el desenlace de los aranceles y el ritmo de política monetaria tanto de la FED como de Banxico. Y tercero, que se avance en condiciones de seguridad y gobernanza en entidades con mayores rezagos”, agregó el especialista.
Ugarte Bedwell añadió que, bajo estas premisas, el crédito podría comenzar a repuntar de manera gradual durante el próximo año en el caso de las entidades federativas, especialmente en la segunda mitad de los mandatos estatales y municipales, cuando los gobiernos suelen acelerar la inversión pública y recurrir con mayor fuerza al financiamiento bancario.