El próximo 21 de marzo será inaugurado el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) sin que haya concluido la reestructuración de espacios aéreos del Sistema Aeroportuario Metropolitano (SAM), indispensable para la seguridad del sistema de navegación y optimizar el tiempo de vuelo de las aeronaves.
De acuerdo con un oficio de la Subsecretaría de Egresos de la Secretaría de Hacienda, obtenido por EL UNIVERSAL, y fechado el 18 de agosto de 2021, no ha sido posible adquirir todos los equipos que se requieren para llevar a cabo el reordenamiento por recortes presupuestales. Incluso, fue necesario aplazar un año la conclusión del proyecto.
Originalmente, Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), organismo encargado de proporcionar los servicios de ayuda a la navegación aérea, tenía establecido un calendario de ejecución de julio de 2019 a diciembre de 2021 para llevar a cabo ese plan y facilitar la puesta en marcha del nuevo aeropuerto de Santa Lucía.
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Sin embargo, el documento de la Subsecretaría de Egresos señala que será hasta diciembre de este año cuando concluyan los trabajos, es decir nueve meses después de que el AIFA inicie operaciones.
La justificación de la recalendarización dice que la reestructuración del espacio aéreo del SAM se autorizó el 27 de julio de 2019 con clave de cartera 1909C000001 y un monto de inversión distribuido en un periodo de tres años.
“Sin embargo, al cierre de 2019 no se pudo realizar ninguna adquisición debido a la falta de recursos, ya que en el Presupuesto de Egresos de la Federación de dicho año a Seneam no le fueron asignados recursos”, señala.
En el presupuesto de 2020, añade el documento, le fueron asignados 898 millones de pesos, “de los cuales fueron ejercidos 563.5 millones, por lo que se solicitó suficiencia para el monto faltante”.
Para el presupuesto del año pasado hubo una asignación de 3 mil 164.1 millones de pesos, sin embargo, se presentó una primera reducción el 7 de enero de 2021 por un importe de mil 402 millones, y una segunda reducción el 12 de febrero por 962.1 millones de pesos, “quedando como asignación modificada el importe de 800 millones de pesos”.
Debido a ello fue necesario recalendarizar la cartera de inversión del proyecto, “transfiriendo para el ejercicio fiscal 2022 el importe correspondiente a las metas que no se pudieron llevar a cabo en 2021 por falta de recursos”.
Para el presente año se plantea ejercer 3 mil 246.7 millones de pesos, para un gasto total a lo largo de los tres años de ejecución del proyecto de 4 mil 610.3 millones de pesos.
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MÁS SEGURIDAD
De acuerdo con información de la SICT, la primera etapa del rediseño del Espacio Aéreo en el Valle de México entró en operación el 25 de marzo de 2021, considerando los aeropuertos internacionales de la Ciudad de México (AICM) y Toluca.
El reordenamiento busca garantizar una interacción segura, ordenada y eficiente del aeropuerto de Santa Lucía con las terminales de Toluca, Puebla, Cuernavaca y el AICM.
Según el documento de Hacienda, con el proyecto se pretende “mejorar el funcionamiento y la seguridad del sistema de navegación del espacio aéreo mexicano, optimizando el tiempo de vuelo de las aeronaves a partir de nuevas trayectorias y de llegada óptima a los aeropuertos con el apoyo de comunicaciones, ayuda a la navegación, vigilancia, gestión del tránsito aéreo, procesamiento de datos meteorológicos y control e integración de datos”.
Esto significa que, al trasladar una parte significativa de las operaciones (reparto de tráfico) a los aeropuertos del SAM, es necesaria una mayor coordinación de trayectorias de entradas y salidas, así como distancia de aeronaves con el AICM, para evitar cualquier riesgo de seguridad.
Además, “debido a los tiempos que conlleva la adquisición de los equipos especializados, este proyecto presenta un avance físico de 12.36% al cierre del tercer trimestre del año pasado”, según el portal Transparencia Presupuestaria, Observatorio del Gasto de la SHCP.
Otro riesgo identificado es la falta de recursos materiales y humanos, lo que puede generar subutilización de los equipos instalados.
El propio organismo reconoció que el sistema de servicio de tránsito aéreo para el SAM permiten en las condiciones actuales “una gestión eficiente dentro de los parámetros que permite el equipamiento y los sistemas tecnológicos existentes, sin embargo, el rezago tecnológico y la obsolescencia en el equipamiento ya que, en su mayoría, ha superado su vida útil, no permiten una gestión apegada a los parámetros de la tecnología actual lo que se traduce en que el trazado de rutas de vuelo no sea el óptimo”.
Argumentó que al comparar los sistemas y equipo empleado por el Centro de Control México como Aeropuerto Eje del SAM con los avances tecnológicos en el ámbito nacional e internacional, se observa un rezado tecnológico de al menos 10 años.
El análisis costo-beneficio cita que “de los 59 aeropuertos del país, 20 de ellos cuentan con sistemas de navegación PBN (Navegación Basada en Performance) que puede provocar incompatibilidad con los sistemas de navegación del Centro de Control México”.
Incluso, advirtió que “en caso de no llevarse a cabo la reestructuración del espacio aéreo del SAM, los servicios de navegación aérea se continuarían prestando con los sistemas instalados actualmente”.
Es decir, “las aerovías no cambiarían, se continuaría utilizando la navegación convencional y las aeronaves seguirían las rutas de vuelo entre antena y antena para trasladarse de un aeropuerto a otro. Si bien esto garantiza las radioayudas, las aerovías en ocasiones no son del todo eficientes, al tener que realizar recorridos más largos para poder cruzar los puntos en los que están instalados los radiofaros”.
Respecto al personal, detalla que “de continuar la tendencia actual de mantener la plantilla sin cambios y con el aumento del número de operaciones, los servicios de navegación se continuarían otorgando; sin embargo, esta situación podría generar riesgos de seguridad debido a las altas cargas de trabajo que se generarían”.
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