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Pese al avance que registró el empleo formal en los primeros dos meses de este año, existe un rezago de cerca de 400 mil plazas en el sector servicios, el cual se ve difícil de superar a corto plazo ante el contexto de alta inflación y empleos precarios en el país, advirtieron especialistas.
En materia laboral, uno de cada tres trabajadores del sector servicios está registrado ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), para un total de 12.3 millones de plazas distribuidas en cuatro segmentos.
En particular, la porción que corresponde a servicios para empresas, personas y el hogar concentra la mayor parte de trabajadores del sector adscritos al instituto, con 4 millones 435 mil puestos hasta febrero pasado, 398 mil menos que los 4 millones 833 mil existentes en febrero de 2020, previo a la pandemia.
Sin embargo, el resto de los grupos en los que se dividen los trabajadores adscritos al IMSS, incluyendo aquellos que no son parte del segmento de servicios, ya recuperaron las plazas perdidas por la crisis sanitaria.
El sector servicios es responsable de dos terceras partes de la riqueza generada por la economía nacional y fue uno de los más afectados por el distanciamiento para contener los contagios de Covid-19.
Luego de una contracción de 7.5% en 2020, el Producto Interno Bruto (PIB) del sector servicios registró el año pasado un rebote de 4.1%, insuficiente para resarcir la caída del año previo.
De las tres grandes actividades de la economía, la de servicios ha reportado hasta el cierre del año pasado la más débil recuperación, por varios factores.
“La lenta recuperación del sector servicios en los últimos meses se debe, entre otras cosas, al confinamiento parcial; aún hay trabajadores que no se integran 100% a sus actividades. Posiblemente están en casa trabajando, pero consumen menos servicios, por ejemplo, de transporte o financieros”, comentó Raymundo Tenorio, profesor emérito del Tec de Monterrey.
Además, los servicios enfrentan un cambio estructural por la pandemia, pues muchas empresas han implementado estrategias de negocio como el trabajo en casa, disminuir los costos laborales y la subcontratación, explicó José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic).
Otro factor es la debilidad del consumo de bienes y servicios, que si bien recuperó parte de lo perdido el año pasado, no llega a niveles previos a la pandemia.
“Por la combinación de alta inflación y la precarización laboral, las familias mexicanas han sacrificado parte de su consumo de servicios que hacían en otros momentos, como en entretenimiento”, agregó De la Cruz.
En su opinión, los precios al alza y empleos con bajos salarios exacerban e inciden en la desaceleración del sector servicios.
Pese a ello, Tenorio considera que luego de la cuarta ola del Covid-19 se observa una recuperación de los servicios, en particular los de entretenimiento, educativos e incluso turísticos.
Desde su punto de vista, la gente tiene dinero para consumir servicios. “Hay un deterioro en el poder adquisitivo, pero no para golpear más abajo el consumo. Estamos en niveles de consumo de 2016, pero creo que ya tocó fondo”, recalcó.
Mientras que la recuperación del empleo perdido para el sector suena esperanzadora, la dinámica de su crecimiento seguirá siendo lenta, señaló.
De acuerdo con De la Cruz, el PIB de las actividades relacionadas con los servicios podría alcanzar un crecimiento por 1.0%, y hasta el tercer o cuarto trimestre de 2023 el sector regresará a niveles previos al Covid-19.