El rey Carlos III del Reino Unido recibió este miércoles en Londres a las familias de las tres niñas asesinadas en Southport, al noroeste de Inglaterra, durante un acuchillamiento múltiple el pasado 29 de julio en un centro recreativo de esa localidad.
Los padres de las tres niñas asesinadas, Bebe King, de 6 años; Elsie Dot Stancombe, de 7 años y Alice da Silva Aguiar, de 9 años, se reunieron con el monarca en su residencia real de Clarence House, en el centro de la capital británica.
El martes, el rey suspendió su tradicional retiro estival en el Palacio de Balmoral, en Escocia, para acercarse hasta la localidad de Southport, donde fue recibido con vítores por los vecinos a su llegada al ayuntamiento y al memorial improvisado con flores y peluches en recuerdo a las víctimas.
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Carlos III tuvo un encuentro privado de 45 minutos con algunos de los niños que sobrevivieron al ataque, así como con sus familias y las autoridades policiales encargadas de la investigación, para después escribir en un libro de condolencias.
"Con la más profunda simpatía", expresó el monarca británico, junto a su nombre y su firma.
Después, Carlos III conoció a algunos de los miembros de la comunidad local que ayudaron durante la oleada de violencia que experimentó Southport tras el incidente del 29 de julio, así como con las autoridades locales de policía y bomberos o líderes religiosos de la población.
Desinformación racial y religiosa sobre el atacante desencadenó ola de violencia en Southport
El ataque de Southport y la desinformación racial y religiosa acerca del responsable del asesinato, el joven galés de padres ruandeses Axel Rudakubana, de 18 años y ya acusado y en un centro penitenciario de menores, fueron el germen de una oleada de disturbios violentos que se replicaron en diversas ciudades del Reino Unido.
Los altercados, incitados principalmente por grupos de extrema derecha y con carácter islamófobo y racista, acabaron con más de 1000 arrestos tras registrarse ataques a mezquitas y albergues de solicitantes de asilo, así como saqueos, quema de automóviles o lanzamiento de objetos a la policía.
El rey Carlos III pidió personalmente recibir actualizaciones diarias sobre el desarrollo de los disturbios y a comienzos de agosto mantuvo conversaciones con el primer ministro Keir Starmer y varios jefes de policía del Reino Unido, en las que alabó el "espíritu comunitario" del pueblo británico para contrarrestar los efectos de la violencia y agradeció a las fuerzas de seguridad sus esfuerzos para "restablecer el orden.
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