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Uno de los enfoques más relevantes del concepto de la economía circular tiene que ver con la obtención y consumo de alimentos, considerando que en la actualidad en el mundo hay un gran porcentaje de desperdicio de comida, lo que representa un desafío para las empresas y reguladores involucrados en la cadena alimenticia.
De acuerdo con la cadena de tiendas Wefood, impulsada por la organización no gubernamental finlandesa Finn Church Aid, el mundo se enfrenta al fenómeno del desperdicio de alimentos, pues más de una tercera parte de la comida producida en el planeta se convierte en desperdicio. Al mismo tiempo, 800 millones de personas se quedan sin alimentos e incluso sufren de hambre.
“En Finlandia cada año se tiran y destruyen entre 400 y 500 millones de kilos de alimentos inicialmente comestibles. La cantidad de desperdicio es tan grande que se deben tomar varias medidas para reducirla”, destaca Else Hukkanen, responsable de la tienda Wefood ubicada en el centro comercial Redi, en Helsinki.
“La tienda se dedica a la venta de alimentos que de otro modo se convertirían en desperdicios, como productos en embalajes ligeramente dañados, o frutas y verduras con imperfecciones superficiales”, agrega.
Durante una visita al local, dice que se trabaja con voluntarios y se ofrecen alimentos con precios de 50% a 70% por debajo de lo que costarían en el comercio establecido.
Otro ejemplo del esfuerzo finlandés en materia alimenticia es el de Valio, empresa cooperativa productora de lácteos fundada en 1905. Juha Nousiainen, vicepresidente de Producción Primaria y Proveeduría, reconoce que los impactos ambientales de la producción de leche están en el centro de la discusión porque las vacas rumiantes crean metano, gas de efecto invernadero.
Sin embargo, afirma, “al promover los tipos adecuados de métodos de cultivo, los campos pueden actuar como depósitos de carbono, al igual que los bosques”. Aunque implica un reto colosal, la meta es generar una cadena lechera neutra en carbono.