Las 500 personas más ricas del planeta tuvieron un año espectacular.
La fortuna combinada de estos "superricos" llegó al récord histórico de US$8,4 billones, una cantidad muy superior al tamaño de la economía de grandes potencias como Japón, Alemania o Reino Unido, y el Producto Interno Bruto (PIB) combinado de toda América Latina.
Wall Street les tendió la alfombra roja con un gigantesco aumento en el mercado de valores que impulsó la riqueza de los magnates a niveles nunca antes vistos.
Tal como subieron las bolsas, también se disparó el precio de las propiedades, las criptomonedas, las materias primas y muchos otros productos, a pesar del segundo año de pandemia que aún mantiene a muchos países en desarrollo sin poder levantar cabeza.
El récord de Elon Musk
Entre los 10 magnates más ricos del planeta, el que vio el mayor aumento de su fortuna fue el fundador de Tesla y SpaceX, Elon Musk, con un aplastante incremento de un 75% en solo un año, dejando muy atrás en el ranking a otros magnates como Jeff Bezos o Bill Gates.
Como si fuera poco un patrimonio de US$273.500 millones, en los primeros días de este año Musk batió su propio récord, cuando este martes le agregó otros US$32.000 millones a su fortuna.
El salto se produjo luego que se disparara el precio de las acciones de Tesla, tras el anuncio de que el fabricante de autos eléctricos lanzó al mercado 936.000 vehículos el año pasado, una marca que sobrepasó ampliamente las proyecciones de analistas.
Le siguen a Musk otros superricos como los cofundadores de Google Larry Page y Sergey Brin (con un alza de sus fortunas el año pasado de 57% y 56%, respectivamente).
Completan la lista el fundador del imperio comercial de marcas de lujo LVMH, Bernard Arnault (55%), y el exdirector ejecutivo de Microsoft, Steve Ballmer, (50%).
¿En qué contexto ocurre este aumento de la riqueza?
En la medida que los más ricos se beneficiaron de las grandes ganancias en las bolsas -en un año en que las tasas de interés estuvieron históricamente bajas y tanto los bancos centrales como los gobiernos inyectaron mucho dinero a las economías-, las personas de menores ingresos y los países más vulnerables no formaron parte de la fiesta bursátil.
Es que la recuperación del impacto económico que ha dejado la covid-19 ha sido desigual y mucho del crecimiento del PIB que mostraron los países durante el año pasado se debe a un "efecto rebote" porque la base de comparación con 2020 es muy baja.
Y, por otro lado, gran parte del crecimiento de los últimos meses ha sido impulsado por factores como el consumo o el aumento en el precio de materias primas, pero no se trata de un crecimiento productivo que muestre una recuperación más de fondo.
América Latina está lejos de volver a sus niveles de expansión previos a la pandemia, que en 2019 ya eran bajos.
Pero no a todos los multimillonarios les fue bien…
La élite financiera china tuvo su peor año desde que Bloomberg comenzó a monitorear la riqueza en 2012, acumulando pérdidas cercanas a los US$61.000 millones cuando el gobierno lanzó una ofensiva para contrarrestar el poder de las grandes tecnológicas, en medio de un alto nivel de endeudamiento del sector privado.
Hui Ka Yan, quien alguna vez fue la segunda persona más rica de China, perdió US$17.000 millones de patrimonio luego de que su imperio, Evergrande, se desplomara al convertirse en la empresa inmobiliaria más endeudada del mundo.
Las proyecciones de analistas de mercado para 2022 apuntan a que este año seguirá presentando buenas condiciones para los inversionistas, pero no se esperan las gigantescas ganancias de 2021, según casi 50 instituciones financieras encuestadas por Bloomberg.
Uno de los temas que mantiene atentos a quienes manejan grandes fortunas es el aumento de las presiones inflacionarias, una preocupación que también tiene a gobiernos y bancos centrales expectantes para tomar decisiones.
De cara a 2022, economistas han planteado que el futuro de la recuperación económica estará sujeto a una multiplicidad de factores como, por ejemplo, las nuevas variantes de covid-19, el proceso de vacunación, las presiones inflacionarias, además del rumbo que siga el comercio internacional y la evolución de conflictos políticos como la relación entre EE.UU. y China, o las amenazas de Rusia sobre Ucrania.
Hasta ahora, un terreno donde parece haber consenso es que en 2023 las cosas deberían estar mucho mejor que en la actualidad.
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rdmd