Luego de dos mujeres que han encabezado la tarea recaudatoria de impuestos en el presente gobierno, un joven contador fue designado como nuevo jefe del Servicio de Administración Tributaria ( SAT ).
Antonio Martínez Dagnino, quien era hasta ahora el administrador general de Grandes Contribuyentes, fue nombrado como sustituto de Raquel Buenrostro.
Se trata del responsable del área que más resultados ha dado el SAT como brazo fiscalizador de la secretaría de Hacienda.
Ha sido pieza clave en la revisión que se realiza a las multinacionales desde el inicio del gobierno para que paguen lo que realmente deben y evitar que por las jugosas ganancias que obtienen por sus operaciones en México, se las lleven a otros lugares de baja imposición considerados paraísos fiscales, para pagar allá menos impuestos.
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Fue el brazo derecho de la primera jefa del SAT, Margarita Rios Farjat, y al ser nominada por el Ejecutivo como ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se mantuvo en el puesto con Raquel Buenrostro.
Se encargó de auditar a sectores intocables y se les convenció de que deberían de pagar no sólo en tiempo sino también en forma.
Así, se logró la auto corrección voluntaria para evitar juicios largos y costosos que antes les recomendaban los despachos fiscales o estrategias fiscales agresivas para darle la vuelta a la ley.
Tiene el mérito de haber logrado que grandes empresas que debían impuestos desde ejercicios de años anteriores se regularizaran.
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Así entre los primeros días de gestión de Raquel Buenrostro, el encargado de grandes contribuyentes hizo que 11 empresas se pusieran a mano de un total de 15 que incluía la lista que mencionó el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia matutina que tenían adeudos.
Esto significó un poco más de 33 mil millones de pesos.
Lo anterior sirvió para que otras firmas se regularizaran de manera voluntaria dejando otros 69 mil millones de pesos a las arcas del gobierno federal.
América Móvil, Walmart, Femsa, IBM , Grupo Modelo y BBVA son algunas de las que optaron por regularizarse, gracias al trabajo del área de Grandes Contribuyentes del SAT al frente de Antonio Martínez.
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Otro acierto que implementó esta área fue la tasa efectiva del impuesto sobre la renta para los grandes contribuyentes, mecanismo mediante el cual el SAT establecía la tasa que consideraba era la que debieron pagar, comparada contra la que las grandes empresas presentaron en su declaración anual, que por lo general era más baja.
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