Seguramente te ha ocurrido que tu auto se descompone, hay goteras en tu hogar o te has enfermado y debes adquirir un medicamento de manera inesperada. Si eres de los previsores, tenías ese cochinito lleno para hacerle frente.

De no ser así, aquí te ofreceremos algunas pistas para conformar un que te permitirá hacer frente ante cualquier imprevisto.

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¿Qué es un fondo de emergencia?

Se trata de un colchón financiero que actúa como una reserva de dinero destinada exclusivamente a cubrir gastos imprevistos y situaciones urgentes. El objetivo de crearlo es evitar que recurras a préstamos costosos o tarjetas de crédito cuando surjan emergencias, protegiendo así tu estabilidad económica a largo plazo.

Hay que fijar un monto ideal para la creación de este fondo. La regla general es que cubra de tres a seis meses de gastos indispensables como: renta o hipoteca, servicios básicos como electricidad, agua y gas, así como alimentación, transporte, seguros y pago de deudas contraídas.

Sin duda tú eres el indicado para saber cómo armar este fondo de emergencia, pues el monto específico puede variar, de acuerdo con tu situación personal; por ejemplo, si no tienes deudas puedes ahorrar de tres a seis meses, pero si cuentas con deudas moderadas, crea un fondo de uno a tres meses.

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En caso de tener dependientes económicos, considera extender el fondo de nueve hasta 12 meses.

Las estrategias para crearlo

En principio establece una meta clara basada en tus gastos mensuales, por ejemplo, si cubres tus necesidades básicas en un mes requieres de 15 mil pesos, el ideal de tu fondo va de 45 mil a 90 mil pesos.

Puedes aplicar la regla 50/30/20, en la que 50% de tus ingresos se destinan para gastos básicos (necesidades); 30% se va para los desembolsos personales (deseos) y 20% para ahorro e inversión (incluye tu fondo de emergencia).

Un tercer paso es el de automatizar el ahorro, debido a que en la actualidad las aplicaciones de los diversos bancos te permiten separar una parte, la cual tú destinarías para el fondo de emergencia. La puedes programar para que coincidan con tu día de pago, asegurando que ahorres antes de gastar.

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Aunado a lo anterior puedes establecer un porcentaje constante de tu sueldo (por ejemplo, 10%) para alimentar tu fondo y transferirlo tan pronto lo recibas, y evitar gastarlo.

Sin duda uno de los consejos es identificar y eliminar los gastos hormiga, esos pequeños gustos cotidianos que te das y, aunque insignificantes, afectan tu capacidad de ahorro. Sí, se trata de ese café diario, suscripciones no utilizadas y las comidas fuera de casa.

Qué debes hacer con ese dinero

Como te decíamos líneas arriba es importante evitar la tentación de usar este recurso. Pero además debe contar con tres características esenciales.

La primera es la de tener liquidez, es decir, acceso fácil e inmediato cuando lo necesites. En segundo lugar, se encuentra la seguridad, pues debe estar en un producto sin riesgo para preservar el capital. La tercera es que tenga rentabilidad dado que, aunque no es prioritaria, puede permitirte combatir la inflación.

¿Cómo te darás cuenta de cuándo usar este fondo? Entre las emergencias está la de la pérdida de empleo o reducción significativa de ingresos.

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Es importante realizar un control de tu fondo, para ello revísalo cada cierto tiempo y lleva un registro de tus aportes o movimientos. Ajusta tu colchón financiero si cambia tu situación económica.

Si tuviste que echar mano a tu fondo por un imprevisto, es importante que, en cuanto puedas, retomes tu meta ahorro.

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