A un día de la presentación del paquete económico 2025, la agencia Moody’s cambió de estable a negativa la calificación de México, ratificando la nota crediticia en “Baa2”, ante la incertidumbre que generan las reformas que se están aplicando en el país y sus impactos en materia fiscal.
“El cambio de perspectiva se debe a nuestra visión de un debilitamiento del marco institucional y de formulación de políticas que podría socavar los resultados fiscales y económicos. El deterioro de la asequibilidad de la deuda y una mayor rigidez del gasto público dificultan la consolidación fiscal, tras el aumento del déficit público este año”, explicó Moody´s.
Este movimiento por parte de la agencia internacional es una señal de hacia dónde puede moverse la calificación de un país, lo cual es considerado por empresas e inversionistas para basar en parte sus decisiones de negocio.
De acuerdo con la economista en jefe de Banco Base, Gabriela Siller, la modificación de la perspectiva implica hacia dónde puede dirigirse la calificación en los siguientes años.
“Una perspectiva negativa implica que la calificación puede ser recortada, es decir empeorar”, explicó.
¿Qué es una clasificación crediticia?
Siller explicó que la calificación crediticia establece la capacidad de una empresa o gobierno para cumplir con los pagos de deuda y el riesgo que implica invertir en ella. Entre más alta sea la calificación, más segura y por lo tanto menos riesgosa.
“Cada agencia calificadora tiene su propio modelo, utilizando variables cualitativas y cuantitativas. Las calificaciones se emiten sobre la deuda en moneda nacional y sobre la deuda emitida en moneda extranjera”, detalló.
En ese sentido, dijo que los inversionistas utilizan las calificaciones crediticias para conformar sus portafolios de inversión, pues deben diversificar en base a rendimiento y riesgo.
“Un recorte sorpresivo de una calificación, puede llevar a ventas masivas de la deuda de esa empresa o gobierno”, detalló.
Siller explicó que si un recorte es anticipado por los inversionistas, los ajustes en los portafolios de inversión se realizan desde antes del recorte, por lo que al darse la baja en la calificación no se da un efecto visible o significativo, pues este ya se había llevado a cabo paulatinamente.
“Un recorte en la calificación crediticia implica un mayor riesgo de impago. Una empresa o gobierno que enfrenta un recorte de calificación tendrá que pagar un mayor interés al emitir nueva deuda, por tener un mayor riesgo. Es decir, menor calificación implica mayor costo de financiamiento”, añadió.
Recordó que las calificaciones crediticias se clasifican en grado de inversión, que incluye los nodos alto, medio superior y medio inferior y grado de no inversión, que incluye no inversión especulativa, altamente especulativa, riesgo sustancial, extremadamente especulativa e impago.
“La deuda soberana de México tiene actualmente grado de inversión con las tres agencias y se encuentra con Moody’s y Standard and Poor’s a dos nodos de perder el grado de inversión, mientras que con Fitch a un nodo de perderlo”, dijo.
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