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A pesar de que a los productores de cerdo se les paga el kilo a 29 pesos en la granja y de que esa cantidad está por debajo de sus costos de producción, al consumidor final se le vende en hasta cuatro veces más, dijo el presidente de la Organización de Porcicultores Mexicanos (Opormex), Heriberto Hernández Cárdenas.
Lo que debe hacer el gobierno es evitar que quiebren las empresas nacionales y verificar en qué eslabón de la cadena se encarecen los precios de la carne , porque en las granjas a los productores se les compra a 29 pesos el kilo, a pesar de que para sacar los costos de producción se tiene que vender entre los 38 y 40 pesos.
Mientras que la comercialización al consumidor final es de entre 98 y 125 pesos el kilo de chuleta; entre 69 y 90 pesos el espinazo y el lomo entre 116 y 124 pesos, mientras que la pierna se vende entre los 69 y los 86 pesos el kilo en promedio nacional, de acuerdo a Opormex.
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A través de los programas anti inflación el gobierno federal favorece a las grandes empresas, al permitir que entren cárnicos en condiciones favorables, a pesar de que ello no significa una baja de precios y afecta a los pequeños productores.
Explicó que no se puede permitir que entren los cárnicos de países que tienen riesgo sanitario como Brasil, porque tienen fiebre aftosa u otras enfermedades que pueden afectar a México, un país que ha cuidado siempre los aspectos sanitarios y fitosanitarios.
Con los programas anti inflación solamente se benefició a cuatro o cinco empresas al darse facilidades para importar, comentó.
Añadió que el gobierno de México quiere permitir que se importen productos cárnicos de Brasil, país para el que ya expidió una hoja de requisitos sanitarios, sin haber ido a visitar plantas para verificar si están libres de enfermedades, por eso “vemos un alto riesgo sanitario”.
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Por otra parte, se permitirá importar carne en beneficio de unas cuantas empresas importadoras mexicanas, “que siguen enriqueciéndose mientras que aquí están quebrando productores”.
Con el aumento de los precios de insumos de entre 30% y 40%, y como “el precio (a que compran a los productores) está bajísimo”, en Sonora se tuvieron que sacrificar 25 mil vientres, en Jalisco y en Bajío hay quiebras de granjas.
En Sonora la pérdida fue por 4 mil 457 millones de pesos por los cerdos no producidos al sacrificar 25 mil vientres. En Jalisco, se estima que la pérdida es de 8 mil 914 millones de pesos, ello sin contar los vientres perdidos.
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