Los consumidores estadounidenses podrían pronto tener que pagar más por sus jitomates, ya que el acuerdo comercial con México, vigente desde hace décadas, expira en menos de una semana a menos que se alcance un pacto de última hora o se consiga una prórroga.
De acuerdo con la agencia Bloomberg, el importador estadounidense NatureSweet Ltd. advirtió la semana pasada a sus clientes que tendría que subir los precios casi 10% si el acuerdo finaliza, según declaró el martes su director ejecutivo, Rodolfo Spielmann, en entrevista.
“No hay ningún escenario en el que pueda absorber esos aranceles”, afirmó Spielmann. “Los márgenes no son lo suficientemente altos”.
Esto podría generar un aumento de los costos en todo el país, dada la posición de NatureSweet como el mayor distribuidor de tomates de Estados Unidos. Sus productos más populares, como los tomates cherry Cherubs, se encuentran en tiendas como Walmart Inc., Kroger Co. y Albertsons Cos.
El Departamento de Comercio de EU anunció en abril que rescindiría el acuerdo con México sobre los precios del tomate a partir del 14 de julio, lo que implicará un arancel del 17% sobre las frutas importadas desde ese país. A menos de una semana del vencimiento, un nuevo acuerdo parece poco probable, aunque varios grupos están presionando para ampliar el plazo y ganar tiempo para negociaciones, según documentos públicos.
El Departamento de Comercio, Walmart, Kroger y Albertsons no respondieron de inmediato a solicitudes de comentarios.
El fin del acuerdo afectaría duramente a las empresas estadounidenses que cultivan tomates en México y los importan a EU, donde dominan el mercado. En 2024, aproximadamente el 72% de los jitomates frescos consumidos en EU fueron importados, y cerca del 90% de ellos procedieron de México, según el Departamento de Agricultura de EU
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Medida sobre el jitomate divide a productores y al mercado en EU
Algunos productores de tomates en EU han aplaudido el fin del acuerdo, aunque muchos economistas agrícolas no creen que puedan compensar la reducción de las importaciones. El Departamento de Agricultura proyecta que las exportaciones mexicanas de tomates disminuirán un 5% este año por efecto de los aranceles.
“Es posible que el precio de los tomates suba a corto plazo”, declaró la secretaria de Agricultura de EU, Brooke Rollins, la semana pasada. A largo plazo, añadió, “es fundamental que nuestros socios internacionales sean justos y cumplan las normas”.
Productores de Florida y otros estados han pedido al gobierno terminar con el acuerdo, argumentando que las importaciones mexicanas tienen precios artificialmente bajos. El acuerdo original, firmado en 1996 y renegociado periódicamente, suspendió una investigación por competencia desleal y estableció un precio mínimo de venta para los tomates mexicanos, además de inspecciones adicionales.
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“No ha funcionado”, afirmó Robert Guenther, vicepresidente ejecutivo de la Florida Tomato Exchange. “En los últimos 30 años hemos visto una reducción constante de la cuota de mercado de los tomates estadounidenses”.
Cuando se firmó el acuerdo, los productores locales cubrían cerca del 80% del mercado interno. Hoy, esa cifra ronda el 30%, según Guenther.
Productores advierten por ajustes de precios
Sin embargo, muchos economistas agrícolas sostienen que la expansión de México en el mercado estadounidense responde a condiciones favorables: clima templado, una red eficiente de invernaderos y menores costos laborales. Esto ha permitido a los productores mexicanos dominar variedades como cherry, uva y heirloom, cada vez más demandadas.
“No se trata de una estrategia para expulsar del círculo a Florida”, dijo Matt Mandel, vicepresidente de SunFed Produce, con sede en Arizona, que importa el 95% de sus productos desde México. “Simplemente ofrecen productos de mejor calidad”.
Mandel indicó que su empresa también deberá ajustar los precios si el acuerdo termina este mes.
“Van a subir, punto”, afirmó. “Nuestros márgenes son muy ajustados y no podemos absorber 17%”.
Guenther, por su parte, no prevé un impacto fuerte en precios ni importaciones. Según él, los productores nacionales tienen capacidad para ampliar su producción.
Estiman pérdida de empleos
La reducción de las importaciones de tomates también tendrá implicaciones laborales. “Se va a producir una pérdida de actividad económica, además de la pérdida de importaciones”, explicó Andrew Muhammad, profesor de política agrícola del Instituto de Agricultura de la Universidad de Tennessee. “Los servicios vinculados a esas importaciones generan empleo en EU”.
Según un análisis de la Universidad Texas A&M realizado en abril, el comercio e importación de tomates frescos desde México sustenta cerca de 47 mil empleos —tanto a tiempo completo como parcial— en territorio estadounidense.
Funcionarios electos de Arizona y Texas, entre ellos el gobernador de Texas, Greg Abbott, han instado al gobierno federal a mantener el acuerdo. En cambio, legisladores de Florida han respaldado los esfuerzos por darlo por terminado.