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Hablar de la revolución industrial alrededor del concepto de industria 4.0 no es sólo hablar del futuro, nos remite también a tendencias que experimentamos actualmente. Su principal potencial está en el efecto combinado que está logrando cambios disruptivos en prácticamente todos los sectores.
Según el reporte de McKinsey Industria 4.0. Cómo navegar la digitalización del sector manufacturero, hay cuatro grupos de tecnología que tendríamos que seguir por sus posibles impactos en los próximos 10 años:
1) La generación de datos, poder computacional y gran conectividad.
2) La analítica y la inteligencia artificial.
3) La interacción hombre-máquina.
4) Las formas avanzadas de convertir lo digital al mundo físico.
Imaginemos una fábrica que puede conectarse por medio de la nube con toda la cadena de valor y coordinarla, partiendo desde el hogar del consumidor final por medio del internet de las cosas (IoT). La información generada (Big Data) es procesada y analizada, encontrando patrones no fácilmente observables (analítica) que pueden optimizar la cadena. Esto permite tomar decisiones en tiempo real, ajustando la producción.
Al mismo tiempo, robots y máquinas avanzadas pueden tener una interacción más amigable con el hombre por medio del reconocimiento de voz, de tabletas o de lentes de realidad virtual. Los robots pueden interpretar instrucciones verbales de operarios, encontrar errores y resolver problemas complejos, incluso aprender —algo que estaba limitado a los humanos— por medio de la inteligencia artificial.
En este nuevo entorno, la explotación de las energías verdes es eficiente y puede almacenarse en nuevas baterías que logran mayor autonomía de las máquinas. Aunado a ello, nuevas formas de manufactura, como la impresión 3D, son parte del sistema. Esto reduce la necesidad de inventarios e incrementa el uso de materiales semiprocesados especializados de alto valor, cambiando rutas y usos del transporte. En la logística, la hiperconectividad nos permite coordinar desde cualquier origen, de manera flexible, reduciendo inventarios y favoreciendo la producción a pedido, más cerca del usuario.
Es así que podemos pensar en el efecto de las mencionadas tendencias tecnológicas convergiendo al mismo tiempo y potenciándose en conjunto. No solamente se trata de tener fábricas hiperconectadas con la demanda, sino de la migración de la producción a lugares en donde anteriormente no era viable.
Todo ello me lleva a pensar las implicaciones que tendría para las empresas relacionadas a la logística y sus servicios, incluso como los que se dan en el país.
La gran conectividad y sensórica avanzada podrían permitir una mayor rastreabilidad de lo que pasa por el canal, permitiendo un control tecnológicamente más inteligente y conectado a la industria 4.0.
Sus impactos pueden ser importantes. Omar Abbosh especula sobre la volatilidad del sector del transporte en “How likely is your industry to be disrupted?”, publicado en Harvard Business Review (enero 2018), donde refiere que muchas fortalezas del sector se volverán debilidades y las grandes dis-
rupciones tecnológicas desbloquearán nuevas fuentes de valor, permitiendo nuevos competidores o sectores alternativos.
Es válido pensar que muchas de las empresas que han generado valor hasta ahora, para una economía como la que conocemos, serán afectadas por dichas innovaciones disruptivas. Cabe entonces la pregunta: ¿en qué tenemos que innovar, incluso disruptivamente, para ofrecer nuevas formas de valor que respondan a esta revolución 4.0.
Profesor del área de Dirección de Operaciones de IPADE Business School