El otoño en el hemisferio norte nos invita a la introspección, cuando los rayos del sol no son tan directos y el clima en el desierto se torna más amable. Cuando empieza la época de la cosecha y se acortan los días, estos son los primeros indicios de la llegada del otoño.
En las vísperas de la temporada de otoño en Chihuahua, especialmente este 2025, en que el verano nos ha traído abundantes lluvias, en la región noroeste del estado se ubica la región arqueológica de la cultura Paquimé, junto a los arroyos afluentes al río Casas Grandes. En los bosques cercanos se aprecia una fabulosa paleta de colores que van desde los amarillos hasta los rojos intensos.
Esta es una invitación a planear un recorrido por las zonas donde los antiguos pobladores del hoy estado de Chihuahua utilizaron cavidades para construir sus viviendas (“cave dwellings”), donde los distintos tipos de árboles, en preparación para perder su follaje, colorean el paisaje de la región noroeste del estado, zona donde se concentra el mayor patrimonio arqueológico del norte de México. En menos de un mes, la magia del otoño desplegará todo su esplendor, envolviendo el escenario en paisajes de fábula.
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Paquimé, sitio arqueológico protegido por la UNESCO y reconocido como Patrimonio de la Humanidad, está en el corazón del Pueblo Mágico de Casas Grandes. Forma parte de la ruta arqueológica que le sugerimos visitar para complementar su motivo de viaje y agregarle el placer de conocer la Cueva de la Olla, que, según información publicada por el INAH, es el sitio arqueológico más antiguo de Mesoamérica, precisamente en los alrededores del Valle de las Cuevas, por donde se pinta el paisaje de otoño de colores maravillosos.

A Casas Grandes y Paquimé se llega por carretera desde Ciudad Juárez, la mejor frontera de México, en un viaje de aproximadamente dos horas y media. Desde Chihuahua capital, ubicada al centro del estado, se viaja por los llanos y la zona de ranchos ganaderos hacia el norte, hasta Ojo Laguna, para tomar la desviación hacia Casas Grandes-Paquimé.
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Al llegar al sitio, es recomendable recorrer primero el Museo de las Culturas del Norte para que, por medio de la excelente museografía, se tenga el contexto de lo que se va a apreciar al recorrer la zona. En el museo se encuentran tanto la maqueta que recrea la ciudad en su época de mayor esplendor como muestras de cerámica, actividad en la que eran grandes maestros. Apreciaban enormemente las coloridas plumas de guacamayas, que habían logrado reproducir en habitaciones donde recreaban el clima cálido y húmedo del trópico.
En 1565, el gobernador y capitán general de la Nueva Vizcaya, don Francisco de Ibarra, al reseñar la antigua ciudad que encontró durante su recorrido colonizador, expresó que Paquimé, por su trazo, parecía haber sido urbanizada por romanos.
Continuando con el paseo, a solo media hora de Casas Grandes se encuentra Mata Ortiz, un pueblo de alfareros único en el norte de México. Aquí la tradición la reinició hace 65 años Juan Quezada Celado (QEPD), un joven a quien le llamó la atención la alfarería que se había fabricado en la antigua ciudad de Paquimé.
Por casi dos siglos no hubo nadie que intentara retomar el oficio. Quezada fue tan generoso que compartió sus descubrimientos con todo el que quiso aprender, a grado tal que 300 familias del pueblo viven actualmente de crear piezas únicas, decoradas con exquisitos diseños y con un nicho de mercado de alta gama para los mercados internacionales. La creatividad de los más jóvenes artistas de tercera generación ya está logrando galardones y primeros lugares en los concursos nacionales de alfarería.

Siguiendo en la búsqueda de los paisajes otoñales, el camino nos llevará a la zona del Valle de las Cuevas, motivo principal de este viaje de otoño. Aunque también recomendamos conocer Colonia Juárez y Colonia Dublán, pueblos fundados por mormones que emigraron a este rincón de México por ofrecer el país total libertad de culto a todos sus habitantes. En los campos mormones, el otoño también viste de colores los campos y las huertas.
Finalmente, siguiendo por la zona de transición hacia la Sierra Madre, rumbo al Willis, encontraremos el Valle de las Cuevas, una zona de cuevas con casas en acantilados (cave dwellings) que albergan milenarias construcciones de tierra, custodiadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Resaltamos en especial una de las cuevas que no solo contiene restos de viviendas, sino también un gigantesco granero en forma de olla, por el cual el sitio recibe el nombre de Cueva de la Olla.
En otoño, en estos amplios valles irrigados por los afluentes del río Piedras Verdes, los arces, álamos y robles dan la nota de color. Sus hojas empezarán a cambiar el verde por rojos, amarillos y magentas. La vista es sencillamente espectacular; el paisaje cambia muy rápidamente, por lo que hay que estar atentos en cuanto inicie este milagro de la naturaleza.
Casas Grandes, Paquimé, Mata Ortiz y la Cueva de la Olla son una visita imperdible en Chihuahua, el México que no conoces.
Paquimé
La antigua ciudad de Paquimé fungió como el más importante centro de trueque entre las tribus de los pueblos originarios habitantes del norte del continente —hoy Estados Unidos de Norteamérica— y Mesoamérica.
Las etapas tempranas de Paquimé datan del año 600 d.C., con viviendas semisubterráneas, mientras que en su florecimiento (1250-1450) llegó a tener edificios de hasta siete pisos, un sistema de agua corriente dentro de las viviendas y una asombrosa urbanización.
Las Casas Acantilado
Ubicadas a poco más de 70 kilómetros de Casas Grandes, que se cubren en poco más de una hora, al pie de la Sierra Madre, existe esta zona con incontables abrigos rocosos. Los nativos construyeron sus viviendas dentro de las cavidades, sirviéndoles de protección contra los elementos.
Para darse una idea de la antigüedad de la presencia humana en este rincón del continente, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) encontró evidencia de ocupación humana en la Cueva de la Olla desde hace 5,500 años, convirtiéndolo en el sitio más antiguo de Mesoamérica.
Mata Ortiz, pueblo de alfareros
A solo media hora de Casas Grandes nos encontraremos con un pequeño pueblo de alfareros. Por siglos se dejó de elaborar en esta parte de México alfarería, hasta que Juan Quezada Celado, en sus constantes recorridos por los cerros, se encontraba con restos de ollas decoradas y le nació la inspiración de los antiguos para trabajar el barro. Inició a prueba y error, elaborando sin ningún tipo de herramienta ollas muy feas (según él mismo expresaba), y lo que al principio fue un pasatiempo, en menos de medio siglo se convirtió en arte. Le brindó prestigio a nivel nacional e internacional, obteniendo incluso el Premio Nacional de Ciencias y Artes, dejando una huella imborrable en su pueblo, al que ubicó en el mapa artístico de la alfarería fina.

Su viaje a Mata Ortiz le asombrará al presenciar el nivel de exquisitez que han logrado los alumnos de don Juan (1940-2022) en la fabricación de piezas de extraordinaria belleza, reinterpretando los diseños y la noble profesión del alfarero.
Cada pieza es única, no hay producción en serie. A diferencia de la cerámica que se produce en el sur de México, esta es elaborada totalmente a mano: el barro proviene de los cerros cercanos, la pintura es de origen vegetal o mineral y se utilizan cabellos de niños para elaborar los pinceles con los que trazan las finas líneas del diseño. La cerámica que se fabricó en Paquimé por siglos tuvo fines utilitarios, mientras que las piezas que se elaboran en Mata Ortiz tienen solamente fines decorativos.
Viajar por estos pueblos viejos en otoño le permitirá descubrir la paz y el orgullo de los locales por llevar en sus hombros el reto de continuar honrando la memoria de los antiguos pobladores con su arte.
En tiempos muy recientes se inició la siembra de vid y ya está dando sus frutos. Los viñedos organizan sus vendimias y ofrecen hospedaje, experiencias de cenas-maridaje y degustaciones previa reservación. Los visitantes son altamente valorados: el Pueblo Mágico ofrece servicios de hospedaje con atención personalizada en pequeños hoteles boutique como el Hotel Las Guacamayas, La Casa de los Vientos, la Posada de Amparo, el Hotel Pueblo del Soul y la Casa del Nopal. Para experiencias en cata de vinos en viñedos están el Victoria, el Turbina y el Casa Elica.
La propuesta está hecha: le sugerimos preparar su viaje en este ya próximo otoño en Chihuahua, en el municipio de Casas Grandes.
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