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Permanecer largo tiempo en casa por alguna razón, como ocurrió durante la cuarentena por el coronavirus, representa una buena oportunidad para darle una manita de gato a la casa.
Hacer limpieza en serio, reparar el techo, la puerta, pintar las paredes o arreglar el clóset, no siempre es sinónimo de gasto.
La mayoría de las veces, sólo basta con agua y jabón, y las ganas de hacerlo, sin afectar la economía familiar.
“No es que se requiera dinero, basta con sentirse estable, tranquilo y contento en el lugar en el que estás y con la gente que te toca estar. Eso no se soluciona con dinero”, asegura el sicólogo social Luis García.
Implica también, más allá de la destreza o habilidad de cada quien para ciertas labores, hacerse el hábito, explica, y aquí se trata un poco del mismo problema de por qué a la gente le cuesta hacer una dieta o ejercicio, que es el generar hábitos.
A veces uno se lo atribuye a la fuerza de voluntad y no es eso, dice, sino simplemente sentarse a analizar los detalles y aspectos que puedan estar implicados en la labor y llevar a cabo pequeños cambios que puedan llenar esa parte de la transformación de los hábitos de vida, como oficinista, profesor, trabajador o dependiente en un despacho, lo que puede ayudar a ser más activos en casa.
Colaborar en los quehaceres de la casa puede funcionar para muchos como una terapia ocupacional, tal como ocurre también con los juegos de mesa o armar rompecabezas, explica.
El experto dice que hacer arreglos en el hogar está bien, pero hay temas que se deben trabajar a fondo. Es importante que las familias reconozcan si sus dinámicas como grupo, en términos de cohesión, empatía, interacción y la forma en que resuelven los conflictos, son las adecuadas para mantener una convivencia sana. Si no lo son, hay que trabajarlas.
“En el primer nivel, sentarnos a hablar para reconocer la realidad del tipo de familia que somos para mejorar nuestra relación, crear un mejor ambiente y un hogar más solidario, para que nos mantenga unidos y firmes ante una situación así, para que a la gente le guste estar en su casa”, enfatiza García. Pero si hay algo que se escapa, siempre es bueno buscar el apoyo de un terapeuta.