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Todos los días a las 8:00 de la mañana inicia la jornada laboral de Dolf van den Brink. Su día de trabajo termina 10 o 12 horas más tarde, pero para dirigir las operaciones más importantes de la multinacional cervecera a escala global mantiene una estrategia de equilibrio vida-trabajo.
¿Cómo administra sus tiempos? ¿cómo equilibra su vida en temas de salud y familia?
—Contratando gente sorprendente, tener un equipo sorprendente, este es el mejor camino para tener una buena calidad de vida y no trabajar de manera alocada. Soy padre de dos pequeños, de 14 y 11 años, no estaré allí ahora, pero el balance de vida es importante para mí.
Soy privilegiado porque la calidad de las personas que encontré en Cuauhtémoc Moctezuma es impresionante. Trabajé seis años en Estados Unidos, muchos años en Europa y mis colegas en México son de los más profesionales con los que he trabajado.
¿Cuál es el peor error de los directores generales en México?
—Pienso que uno de los principales errores que hacen los directores generales es que pretenden tener soluciones a todas las preguntas. No depende del CEO, depende de las personas, en lo que ayuda el CEO es para tener la dirección general de la compañía, estableciendo prioridades, ayudando a contratar buenas personas, estableciendo la cultura, así que el CEO es más un facilitador que tomador de decisión en las operaciones de la compañía.
¿Cómo es su jornada?
—Para mi desde la mañana es puro trabajo. Cada mañana entro a las 8 de la mañana y salgo por lo regular entre 6 y 7 de la casa, pero cuando estoy en la casa durante las noches y los fines de semana es para la familia.
¿Cuál es su experiencia de mayor éxito?
—Con el equipo de marketing de Tecate, que tuvo el coraje para hacer el spot contra la violencia de género, estamos muy orgullosos de eso, es normal que el equipo de una marca no tome este tipo de riesgos, pero este equipo de millennials con Tecate, una marca tan masculina, tomando un tema social como la violencia hacia las mujeres fue un éxito.
