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Washington.- La petrolera estadounidense Exxon Mobil
realizó negocios vinculados con la corrupción por valor de 120 millones de dólares en Liberia cuando el saliente secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson , era su presidente, según informó hoy la ONG Global Witness .
Bajo el mando de Tillerson, Exxon acordó en 2013 la compra multimillonaria de áreas para la explotación de petróleo en Liberia a pesar de conocer que la adquisición estaba contaminada por las prácticas corruptas en el país africano, denunció hoy la organización, que ha desarrollado una investigación al respecto.
La antigua compañía del alto cargo saliente del Gobierno de Donald Trump sabía supuestamente antes de ejecutar el negocio que el "Bloque 13" -así se conocía al terreno- había sido adjudicado a través de sobornos y sospechaba que parte de los propietarios eran antiguos políticos del país que se lo habían apropiado ilegalmente.
En una presentación de la empresa a la que tuvo acceso la ONG, Exxon recogió su interés en la adquisición a pesar de "la preocupación sobre problemas relativos a las normas anticorrupción de Estados Unidos".
A pesar de estas cuestiones, Exxon prosiguió con el acuerdo y se hizo con el espacio a través de la compañía Canadian Overseas Petroleum, que hizo de puente en la compra, siempre según la versión dada por la ONG.
Aunque la petrolera estadounidense no hizo ninguna réplica a la ONG, la canadiense sí que les aseguró que la adquisición no supuso ningún problema legal y que el Bloque 13 no era propiedad de expolíticos.
Según pudo saber Global Witness, no era la primera vez que una compañía del sector en Estados Unidos estudiaba la compra, ya que previamente la petrolera Chevron había desechado la opción de hacerse con el campo petrolero debido a las preocupaciones por corrupción.
La compra de 120 millones de dólares también estuvo acompañada por los pagos por más de 200.000 dólares realizados por una agencia de petróleo liberiana, también vinculada a prácticas corruptas, a seis oficiales del país que aprobaron el negocio, entre los que se encontraban los entonces ministros de Justicia, Finanzas, Minería.
Cada uno de los premiados, entre los que se encontraba el director de la agencia petrolera estatal de Liberia NOCAL e hijo de la expresidenta Ellen Johnson Sirleaf, Robert Sirleaf, recibió 35 mil dólares, en algunos casos el doble de sus salarios anuales.
En este sentido, Global Witness recordó que tras la llegada de Trump y Tillerson a la Casa Blanca, la Administración y el Congreso tumbaron una norma que permitía requerir a las compañías de Estados Unidos que hicieran públicos los pagos realizados a gobiernos, lo que, según la ONG, habría ayudado a detectar y prevenir casos similares.
"Exxon y sus grupos de presión se han pasado los últimos diez años luchando ferozmente contra las leyes de transparencia en Estados Unidos", aseguró Stefanie Ostfeld, subjefa de Global Witness en el país, quien dijo que no sorprende que, mientras la petrolera presionaba, "estaba involucrándose en el sector corrupto de crudo liberiano".
Por su parte, el director de Campañas de la ONG, Jonathan Gant, incidió en que "mientras Estados Unidos gastaba miles de millones de dólares en ayudar a reconstruir la Liberia destrozada por la guerra, Exxon -bajo la mirada de Tillerson- estaba minando estos esfuerzos implicándose en la corrupción del sector petrolero".