Frente a la gran incertidumbre generada por la estadounidense de a productos de México, las empresas exportadoras han postergado las negociaciones salariales y contractuales hasta que haya mayor claridad al respecto, de acuerdo con especialistas.

Por lo general, en el primer trimestre de cada año se revisa 60% de los contratos colectivos de trabajo en el país, pero en muchos casos el proceso se ha visto afectado por la nueva política comercial del presidente y a la posibilidad de una renegociación anticipada del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), dijo Germán de la Garza, socio director de Fisher Phillips.

Detalló que existen dos escenarios: la determinación de las empresas de ser muy cautelosas sobre los ofrecimientos de aumento salarial, porque hay mucha incertidumbre, o la posibilidad de postergar la negociación de los acuerdos laborales colectivos.

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(02/03/2025) Fuente: STPS
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En su opinión, ninguna de esas situaciones es deseable pues impactan a la fuerza laboral, ya que los trabajadores no necesariamente reciben lo que esperaban.

“Además, para las empresas tampoco es óptimo, porque genera un ánimo de inestabilidad, tanto en relación con su sindicato como en el propio proceso de sus negocios. Esta incertidumbre no es buena para nadie”, afirmó el especialista en derecho laboral.

Más incertidumbre

Sobre la situación de las negociaciones laborales, De la Garza explicó que hay dos momentos. El primero fueron los acuerdos del último trimestre del año pasado y los primeros 20 días de 2025, con un incremento salarial de alrededor de 7% en términos generales.

El segundo tiene que ver con los incrementos que se han dado tras la toma de posesión de Trump, con las órdenes ejecutivas para imponer aranceles, cuya presión ha desplomado los ofrecimientos de los patrones a trabajadores.

Muchas empresas han postergado el proceso, mientras que otras han sido cautelosas y hacen ofrecimientos más cercanos al incremento inflacionario (entre 4% y 5%, en el mejor de los casos), lo cual evidentemente afecta el ánimo de los trabajadores.

Entre los sectores más afectados está el automotriz (tanto armadoras como productores de autopartes), donde Trump tiene mayor interés de relocalizar plantas para lograr un contenido más regional, es decir que se fabrique en Estados Unidos para el consumo en ese país y otras partes del mundo.

Otras actividades afectadas son la industria del acero y unas muy específicas vinculadas a la construcción y el sector energético.

Pero si los aranceles generales se aplican mañana como se planteó, no va a haber industria que se salve, advirtió De la Garza.

Daño colateral

Además de afectar la parte salarial en la revisión de los contratos colectivos, también se impactan los ajustes técnicos a la producción, comentó Raymundo Tenorio, profesor emérito del Tec de Monterrey: “Me refiero a los paros técnicos debidos a una baja producción. Para evitar los recortes de personal, en los contratos queda pactado que se retirará temporalmente a trabajadores de las jornadas laborales bajo la condición de que no pierdan su plaza”, explicó.

La aplicación de los aranceles afecta porque incide en un menor nivel de producción, lo que se traduce en menores ingresos para las empresas y, eventualmente, en una menor capacidad financiera para absorber cualquier alza salarial y en prestaciones, dijo.

También hay ajustes técnicos que habría que hacer si cae la producción, ante una posible menor demanda por los aranceles, afirmó Tenorio.

Son efectos que están entrelazados: los aranceles muy probablemente repercutirán en la capacidad productiva de las empresas, lo que seguramente incidirá en la generación o conservación de empleos. Eso eventualmente impactará al empleo formal y es probable que mucha gente pierda su trabajo, dijo De la Garza.

Horizonte complejo

Si entran en vigor los aranceles, ello obligará a que patrones y trabajadores se adapten a una realidad muy compleja.

Además de esas tarifas, las empresas deben enfrentar reformas que buscan acortar la jornada laboral e incrementar el aguinaldo, lo que presionará los costos laborales, advirtió De la Garza.

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Esas iniciativas están estancadas en el Congreso de la Unión a la espera de lo que ocurra en el ámbito internacional, pero al igual que los aranceles, dichas reformas afectarán a las empresas.

Para Tenorio, los desafíos están en contener la posibilidad de huelgas, lo que no ha ocurrido en México, así como frenar la migración de trabajadores de una rama industrial a otra.

Es decir, si se eliminan empleos en la cadena automotriz, esas personas emigrarían a otras industrias como la de electrodomésticos y electrónicos, lo que puede provocar una sobreoferta de mano de obra y que los salarios se deprecien más, agregó.

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