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San Francisco, California.— Cuando Nubank —una startup brasileña valuada más de mil millones de dólares— estaba buscando su primera inversión y en pláticas con una de las principales firmas de capital de riesgo para obtenerla, Cristina Junqueira, una de sus fundadoras, tenía siete meses de embarazo. Y eso llamó la atención porque era la primera vez que una mujer daba un pitch (presentación de la empresa) embarazada.
“Cuando Nubank nació, mi hija también, así que yo digo que son gemelos, firmé los papeles de la inversión de la serie A en el hospital”, asegura Cristina entre risas que comparte con las fundadoras de BabyChakra, Maya Apa y Niramai, todas startups de países emergentes como India y Bangladesh, que se están acelerando en el Launchpad Accelerator, el programa de impulso de seis meses de Google.
Pero hasta aquí las anécdotas curiosas y graciosas sobre lo que es ser mujer y liderar una startup, porque el resto, son historias de retos y de machismo al que todavía se enfrentan estas mujeres líderes en el mundo de los negocios.
Estas historias, con sus clarososcuros, demuestran que emprender en el mundo de la tecnología para las mujeres —a pesar de que conforman la mitad de la población a escala mundial— es iniciar de alguna manera en solitario. Esto sucede en todos lados, en las mecas tecnológicas alrededor del mundo, Silicon Valley o Tel Aviv o en México. El panorama alrededor del mundo para ellas es más o menos el mismo. De baja representación y retos.
En cuanto a México, el estudio Global Startup Ecosystem Report 2017, el cual incluye a la Ciudad de México, da una idea de lo poco representadas que están las mujeres y señala que 16% de las startups en esta ciudad fueron fundadas por mujeres, el mismo porcentaje del promedio. Silicon Valley, en California, también está en el promedio, al igual que la ciudad mexicana.
En ese país, las startups fundadas por mujeres apenas representan 17%, según otro estudio, este de Crunchbase. No sólo preocupa la situación en sí misma, sino que no evoluciona. Este mismo análisis demostró no sólo que son pocas, sino algo más preocupante: Que de 2012 a 2017, no hubo prácticamente ningún crecimiento de ese porcentaje.
A pesar de que el discurso de género es una constante en podios públicos y en los medios de comunicación, las mujeres cofundadoras de startups siguen siendo menos que los hombres y se enfrentan a retos y a situaciones que ellos ni siquiera se lo plantean.
En este camino de emprendimiento, además de las preguntas incómodas sobre qué pasaría si se embarazan o si están casadas o no o la poca confianza en ellas como líderes por el solo hecho de ser mujer, quizá una de las mayores dificultades a las que se enfrentan es a la necesidad de financiamiento.
En este sentido, los números tampoco son alentadores para las startups fundadas por mujeres, porque, en general, estas levantan menos financiamiento. En 2016, las compañías con al menos una fundadora levantaron 19% de todos los fondos semilla, 14% de los fondos de riesgo y 8% de los fondos de riesgo para etapa tardía, según documenta Crunchbase. O sea, que el resto de dinero, lo levantaron empresas fundadas por hombres.
En México, la información es escasa y fragmentada, pero al menos 21 fondos de inversión invierten en 49 startups que tienen al menos una mujer como fundadora, según información recopilada por el fondo de capital de riesgo ALLVP de varias fuentes como Crunchbase, la Asociación Mexicana de Capital Privado y el Instituto Nacional del Emprendedor.
¿Hay mujeres inversionistas? Sí, pero otra vez, no son suficientes y ellas están subrepresentadas, al menos en América Latina. En cuanto a los números de la región en este sentido, los dólares que se van a empresas fundadas por mujeres solo constituyen 10% del total que se ha ido a financiar el total de las startups en Latam, de acuerdo con la Latin America Private Equity and Venture Capital Association (LAVCA).
No la tienen fácil
Cuando Naiyya Saggi, una egresada del MBA de la Harvard Business School y fundadora de BabyChakra, la plataforma más grande sobre maternidad en la India, buscaba las primeras inversiones semilla, fue presa de varias preguntas incómodas sobre su vida personal.
“Me preguntaban qué iba a pasar con la empresa si quedaba embarazada, ¡pero eso no era de su incumbencia!”, cuenta al preguntarle sobre los retos a los que se ha enfrentado al dirigir BabyChakra. Pero ella, por supuesto, no es la única. Ivy Russell, fundadora de Maya Apa, una plataforma de intercambio de mensajes anónimos que conecta a los usuarios con consejos de expertos en Bangladesh, cuenta que uno de los retos a los que ella se enfrentó al emprender es que simplemente por el hecho de ser mujer es muy difícil que te tomen en serio.
“Yo también estaba embarazada cuando estaba buscando mi primera inversión, y también me enfrenté a ese tipo de preguntas y les tenía que decir que el show iba a seguir”, cuenta.
Liderar una empresa —no solo una startup, sino un emprendimiento de cualquier tipo— enfrenta a las mujeres a este tipo de preguntas y situaciones y a la necesidad de establecer una postura frente al machismo y al “techo de cristal” —esta limitación velada para ascender dentro de las organizaciones que tienen las mujeres— que, por supuesto, es todavía una realidad en el mundo de los negocios.
¿Qué se necesita para enfrentarlo? Que las mujeres aprovechen sus fortalezas y que las traigan a la mesa, además de entender que no es algo que se va a solucionar de un día para otro. En este sentido, Nidhi Mathur, cofundadora de Niramai, una startup que desarrolló un método no invasivo para detectar el cáncer de seno en India, asegura que es necesario ser paciente y entender que esto no es algo que va a cambiar de un día para otro.
“No se va a resolver de un día para otro, pero tampoco se va a resolver si no hacemos nada ante ello”, dice. Lo que ella asegura es que si estas actitudes son intencionadas, es necesario pararlas ya porque la siguiente mujer que entre en la sala será la siguiente víctima, pero si no, echar mano de la paciencia y la tolerancia.
Las emprendedoras fundadoras de startups que asisten hoy a la aceleradora para países emergentes de Google coinciden en algo: En que estas preguntas son constantes, en que el machismo está presente —y no solo es cuestión de hombres sino de algunas mujeres también— y en que es necesario que existan modelos que muestren cómo las mujeres alcanzan el éxito.
Así, la importancia de tener casos de éxito para fomentar el desarrollo del ecosistema emprendedor ha sido señalada una y otra vez como esencial para lograrlo. Endeavor, una de las aceleradoras de empresas con más influencia en el mundo, le ha llamado el “efecto multiplicador”. La tesis es que unos pocos emprendedores pueden tener un potencial impacto exponencial tal para cambiar el mundo y que estos casos de éxito funcionan para inspirar a otros. Lo mismo sucede con las mujeres que ven a otras mujeres emprendiendo y teniendo éxito.
“Invito a los medios a buscar a esas mujeres y a retratarlas, porque puede ser algo que las niñas pequeñas quieran ser… necesitamos más casos de éxito, de mujeres alrededor del mundo representadas en esas páginas, representadas de una manera justa”, sostiene Junqueira.
Por desgracia, en el mundo de los negocios, ser mujeres les ha costado más que si no lo fueran. “Trabajo muy duro para probarles que están equivocados, es mi venganza más dulce”, asegura Naiyya de BabyChakra, y Cristina Junqueira continúa con esa idea: “Ojalá que llegue el día en el que no tengamos que demostrar que somos mejores y que seamos tratadas equitativa y justamente”. Ivy Russell, de Bangladesh, asegura que es necesario que las mujeres que están en estas posiciones de liderazgo frente a una startup necesitan apoyarse y motivarse entre ellas, porque esto les dará fuerza y será una manera de hacer más fuerte este ecosistema frágil.