ha evitado pedir prestado a los Organismos Financieros Internacionales (OFI) para llevar a cabo proyectos de desarrollo social.

Se trata de una opción no tan barata, pero más transparente que tiene varios candados y pide rendición de cuentas.

La política oficial de evitar endeudarse de más en el extranjero incluye a las opciones que representan instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), cuyos brazos financieros apuestan por proyectos sostenibles y para desarrollar en conjunto con el sector privado.

La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador tiene una estrategia de contratar préstamos con los OFI únicamente como un complemento a la emisión de deuda en los mercados internacionales y sólo si es muy necesario.

A diferencia de sexenios anteriores, solicitó reducir el monto de endeudamiento para no deberle más a estas instituciones, con un enfoque defensivo.

MÉXICO EVITA DEUDA EXTERNA
MÉXICO EVITA DEUDA EXTERNA

La única excepción fue en 2020, en la emergencia sanitaria, cuando México accedió a un préstamo por mil millones de dólares del Banco Mundial para respaldar la respuesta del gobierno federal al Covid-19.

Antes de la pandemia, el costo del dinero prestado estaba casi en 0% y ahora es más caro debido a la subida de tasas de interés en casi todo el mundo para enfrentar la crisis inflacionaria.

Hoy, con otro nivel más alto de tasas de interés, se encareció la deuda que varios países contrataron con estos organismos, así como el pago de su servicio con una sobretasa adicional a la del mercado.

Una de las razones por las cuales México se ha mostrado más a la defensiva ante los OFI la explica el vicepresidente y codirector de Inversiones en Franklin Templeton, Luis Gonzali:

“Ese tipo de deuda no necesariamente es favorable para un país como México que tiene capacidad de acudir a los mercados a buenas tasas de interés”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Gonzali expone que el costo tiende a ser más alto a un plazo no tan largo, pues estos organismos casi no prestan a más de cinco años, mientras que México tiene la posibilidad de salir a los mercados internacionales a financiarse a 30 años sin problemas, dada su calificación crediticia.

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Por eso dice que Argentina, debido a que no tiene acceso tan fácil y barato al mercado global, recurrió a mecanismos del FMI o el BM con las condiciones que éstos le impongan.

Opina que si bien es bueno tener las líneas abiertas del crédito en caso de que se lleguen a necesitar, para lo cual como mínimo deben pedir un préstamo al año, ha sido por montos menores.

Reconoce que son préstamos más transparentes y con muchos candados, pero por lo mismo tienden a ser muy restrictivos en términos de plazo y tasa de interés, así como de supervisión.

“Se pierde mucha flexibilidad política o presupuestal si tienes al FMI prestándote dinero, revisando que tengas capacidad de pago; y a ningún gobierno le parece atractivo tener a un auditor 24/7 revisando y cuestionando cada movimiento, por eso no es atractivo”, dice el especialista.

Desde su punto de vista, México está dando señales positivas con esa postura defensiva porque significa que no depende de manera importante de los OFI.

BM

Antes de la crisis financiera del año 2008, el financiamiento aprobado por el Banco Mundial para México era por un monto anual promedio de mil millones de dólares.

Durante la administración del presidente López Obrador se inició con 900 millones de dólares, cuyo monto subió en los dos años siguientes a mil 230 millones y mil 725 millones, respectivamente, con el objetivo de poder enfrentar la pandemia.

Después, para 2022, el gobierno decidió reducir el monto aprobado a 700 millones de dólares, misma cantidad que se autorizó para este año y que ya fue concedido apenas en junio pasado.

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BID, el favorito

Se espera que al cierre del sexenio, la deuda con el Banco Interamericano de Desarrollo represente 53% del total con organismos multilaterales, y 8% de la deuda externa de México.

Esto luego de que se aprobaron operaciones con garantía soberana de aproximadamente 10 mil 250 millones de dólares para el periodo 2019-2024, con un programa de aproximadamente mil 700 millones por año.

Entre 2013 y 2018, es decir durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, el Grupo BID aprobó 12 mil 960 millones de dólares para México.

De ese monto se consideraron 10 mil 970 millones de dólares para 31 operaciones con garantía soberana, a través de 24 préstamos de inversión por 6 mil 320 millones y siete de apoyo a reformas de política por mil 650 millones de dólares.

Incluyó 105 cooperaciones técnicas por 35.1 millones de dólares y ocho donaciones de inversión por 74.5 millones.

En cuanto al sector privado, BID Invest autorizó para el gobierno pasado 6 mil 924 operaciones por 1.827 millones y BID Lab para la innovación, 50 operaciones por 53 millones de dólares.

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