El Fondo Monetario Internacional estima un crecimiento de sólo 1.0% para 2025 y 1.5% para 2026. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico apunta a 0.8% y 1.3%, respectivamente. En la encuesta más reciente publicada por Banco de México, los especialistas en economía del sector privado en promedio esperan un crecimiento de 0.5% este año y 1.3% para el siguiente.
La economía de México está estancada. Durante el tercer trimestre, el Producto Interno Bruto fue 0.2% menor al mismo periodo de 2024 y además mostró una tendencia negativa al haber disminuido 0.3% respecto al segundo trimestre. Las cosas no mejoraron en octubre: el Indicador Oportuno de Actividad Económica del Inegi mostró cero crecimiento en el mes respecto a septiembre. Con esto, el PIB acumulado en el año ha crecido sólo 0.4%, por lo que el resultado anual será más cercano a las estimaciones más pesimistas de los analistas, a menos que se diera un avance extraordinario en noviembre y diciembre, lo cual parece poco probable. Mientras que las actividades primarias muestran cierto dinamismo y los servicios continúan creciendo, aunque a un ritmo muy bajo, las actividades industriales se encuentran franco declive, con una tendencia a la baja desde finales de 2023.
Como sería de esperarse en este entorno, el empleo formal se ha visto negativamente impactado por el estancamiento de la economía y el continuo encarecimiento de la formalidad producto de las políticas impulsadas por el gobierno federal, como el fuerte incremento al salario mínimo. A octubre, aun incluyendo la incorporación de los trabajadores de plataformas digitales, el registro del IMSS solo ha aumentado en 551 mil trabajadores, el peor año fuera de las crisis globales desde 2005, año en que se generaron 601 mil empleos. Con la agravante que la población económicamente activa ha crecido en alrededor de 15 millones de personas en estos 20 años.
Esta situación no se debe a una debilidad en la demanda de exportaciones mexicanas, como recientemente afirmó la presidenta Sheinbaum. De hecho, las exportaciones han sido uno de los pocos indicadores positivos en 2025, habiendo crecido en 5.7% respecto a 2024 en cifras acumuladas hasta septiembre.
Tampoco se debe fundamentalmente, como diría el Fondo Monetario Internacional, a la consolidación fiscal (relativamente modesta, aun suponiendo que el gobierno llegue a cumplir la reducción en el déficit a la que se ha comprometido), la política monetaria restrictiva (aunque la tasa real sigue siendo positiva, Banco de México empezó a bajar la tasa de referencia desde marzo de 2024) y la incertidumbre comercial y arancelaria (como mencionamos, las exportaciones siguen creciendo y todo parece indicar que el tratado de libre comercio con Estados Unidos continuará, de una forma u otra).
La razón de fondo es la pérdida de confianza resultado de la continua inseguridad y la profunda erosión del estado de derecho en México por sus autoridades. Para muestra, basta observar el comportamiento de la inversión en el país. El conjunto de la formación bruta de capital fijo, reportada por el Inegi entre enero y agosto de 2025 cayó 7.3% respecto a 2024, continuando una trayectoria descendente desde su pico en octubre de 2023. Aún con el mundial, no esperemos que México crezca significativamente en 2026 si esta tendencia continúa.
*Profesor y director del área de Entorno Económico de IPADE Business School
[Publicidad]
[Publicidad]
