La comercialización de camiones pesados en el país está atravesando por uno de sus momentos más difíciles desde la pandemia de Covid-19, en 2020.
Un incremento de precios a consecuencia de normativas que exigen nuevas tecnologías, el robo al transporte de carga y la incertidumbre que generan los aranceles de Estados Unidos están ocasionando que tanto grandes empresas como transportistas independientes retrasen o descarten la compra de nuevas unidades.
En junio se vendieron 2 mil 253 camiones pesados al mayoreo, es decir, de los fabricantes a las agencias, lo que significó una caída de 67% respecto al mismo mes de 2024, según datos de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (ANPACT).
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En tanto, en el primer semestre se han comercializado 14 mil 533 unidades, es decir, 47% menos que hace un año.
Ante ello, la ANPACT ajustó sus expectativas de ventas para todo el año a 35 mil 935 unidades, la cifra más baja desde 2020, cuando a causa de la emergencia sanitaria se comercializaron apenas 24 mil camiones pesados.
En el primer semestre del año las ventas de Freightliner disminuyeron 33%; las de Mercedes-Benz, 31%; Isuzu, 30%; Kenworth, 11%, e International 4.5%, de acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), que reporta ventas de las agencias a clientes finales.
Daimler Truck atribuyó esta contracción a factores como la incertidumbre que causa que las empresas sean cautelosas con sus inversiones en flota, la nueva política arancelaria estadounidense, la baja en el consumo privado y la desaceleración de la economía.
“Por otro lado, en nuestra industria, en enero entró en vigor el cambio de regulación en materia de emisiones, lo que aumenta el precio de las unidades nuevas, ya que sólo se venden vehículos con tecnologías más avanzadas”, explicó.
A inicio de año comenzó la aplicación de la normativa que elimina la producción e importación de vehículos pesados con tecnologías Euro V y EPA 07, obligando a la venta de camiones con motores Euro VI y EPA10, los cuales utilizan diesel de ultra bajo azufre y gas natural vehicular, combustibles menos contaminantes.
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Robos al alza
Rafael Ortiz, presidente de la Alianza Mexicana de Organización de Transportistas (AMOTAC), explicó que, ante el incremento de precios, un tractocamión puede costar 3 millones de pesos. Pero si al transportista lo asaltan en carretera, el seguro tarda seis meses en pagar y no cubre el total del camión, por lo que para transportistas no es atractivo adquirir una unidad nueva.
En su lugar compran camiones usados importados de EU o chinos. “Están llegando camiones estadounidenses que se adquieren más baratos y con mayor facilidad. Aparte, nos están robando muchísimo, desarman los vehículos y la autoridad no hace nada. Tenemos pérdidas increíbles y no hay respuesta de la Guardia Nacional.
“¿Para qué comprar un camión nuevo, si no tenemos certeza de que no nos lo roben en el primer viaje? Esto ocurre todos los días en Puebla y Veracruz”, señaló Ortiz.
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De acuerdo con la AMOTAC, un camión usado puede costar de 800 mil a un millón de pesos y se entregan en buenas condiciones, mientras que los camiones chinos también son más baratos.
“No es quejarse por quejarse. El trabajo está mal pagado y es difícil comprar un vehículo nuevo financiado. Las mensualidades son carísimas y, si nos los roban, el seguro tarda en cubrir el robo hasta seis meses”, subrayó Ortiz.
Los camiones usados importados de EU son modelos 2020 o 2022. Actualmente, por cada 100 camiones nuevos se importan 59 usados, según la ANPACT.
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Pronóstico retador
Mauricio Medina, director general de TIP México, empresa dedicada a la renta de flotillas de camiones, dijo que la desaceleración en la compra y renta de camiones pesados no se atribuye exclusivamente al comercio con Estados Unidos.
“En el mercado interno, la desaceleración económica, las compras anticipadas en 2024 [por el cambio en la normativa en 2025], el lento crecimiento del parque vehicular, la escasez de conductores y la competencia internacional juegan un papel importante”, explicó.
Además, la próxima revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) genera incertidumbre adicional, porque podría limitar las inversiones extranjeras y el comercio transfronterizo, afectando la demanda de camiones para transporte internacional.