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noe.cruz@eluniversal.com.mx
El gobierno federal planea construir un nuevo puerto industrial y comercial en Salina Cruz, Oaxaca —a un costado del viejo Puerto de Salina Cruz— y concluir la Terminal Petrolera de Pemex, ubicada a un lado del nuevo puerto y que en los últimos 20 años no se terminado.
Con la nueva infraestructura portuaria, México a través de Pemex planea convertir a Salina Cruz en el punto de embarque de petróleo crudo de exportación estadounidense hacia el mercado asiático y en el centro distribuidor de gasolinas provenientes de las refinerías de Salina Cruz, Minatitlán y el nuevo complejo de Dos Bocas para abastecer por cabotaje a la franja mexicana del Pacífico, desde Rosarito hasta Puerto Madero (hoy Puerto Chiapas).
Es decir, México prevé comprar petróleo de Estados Unidos para uso propio en la refinería de Salina Cruz o revenderlo a mercados asiáticos.
Otra opción es recibir crudo estadounidense por la vía de terceros, que llegaría por ducto a la terminal de Pajaritos para embarcarlo en buquetanques de 250 mil toneladas también hacia países asiáticos.
En este caso, el gobierno federal lo estaría viendo “como una línea de negocio complementaria que daría mayor solidez a los ingresos de la petrolera por tarifas que se cobrarían a las embarcaciones usuarias”.
Estos ingresos serían, de acuerdo con el proyecto al que tuvo acceso EL UNIVERSAL, la fuente de pago de un esquema de participación público-privado a riesgo proyecto para concluir la Terminal Petrolera de Pemex, en el que un operador-inversionista interesado pueda aportar los recursos que faltan para concluirla (casi 240 millones de dólares a precios de 2010, más ajustes por aumento de capacidad).
El proyecto que ya está siendo analizado tanto por las autoridades de la SCT, la Administración Portuaria Integral de Salina Cruz y Pemex señala que “para estar en posibilidad de competir en los mercados mundiales de movilización de mercancías, es de gran importancia que se construya un nuevo puerto industrial, ya que el de Salina Cruz no cuenta con la infraestructura necesaria para estar a la par de los puertos con los que competirá en mercados de movilización de mercancías”.
Demanda potencial. De acuerdo con autoridades portuarias y de Pemex, la demanda potencial del proyecto se ubica en dos ámbitos: el regional, a partir de empresas establecidas o que lleguen a la zona de influencia del puerto; que generen carga y requieran servicios del nuevo puerto industrial y comercial, y el internacional, a partir de operadores de carga (líneas navieras, consorcios de comercio exterior, otros) interesados en movilizar productos por el corredor interoceánico.
En el primer caso, se estima que hay empresas interesadas en establecerse en la zona, a partir de la labor promocional que se realizó para la zona económica especial. También hay viejos proyectos a revisar, que no han encontrado las condiciones como la siderúrgica de AHMSA, aprovechando sus yacimientos cercanos de mineral de hierro.
Existe igualmente carga con origen/destino en la zona del Istmo de Tehuantepec que se moviliza a través de Lázaro Cárdenas y Manzanillo y que ahora no pasa por el puerto actual de Salina Cruz, pero lo podría hacer en el futuro.
Y un segmento adicional consiste en la promoción de inversiones en la región ampliada que cabría en la zona de influencia del nuevo puerto, y que se está desarrollando vía autoridades estatales y municipales.
En el segundo ámbito, hoy se movilizan más de 30 millones de toneladas con origen/destino en México y que pasan por el Canal de Panamá que, pueden encontrar ventajas al cruzar por el Istmo en vez de dar la vuelta hasta Panamá.
No obstante, advierten sobre la necesidad de revisar con cuidado de qué tipo de carga se trata y las condiciones que requeriría para hacer competitivo su transporte por el corredor interoceánico del Istmo.
Asimismo, las líneas navieras internacionales y sus empresas operadoras de terminales marítimas son prospectos en porque buscan nuevas formas de hacer más eficientes sus rutas.
En esta categoría se ubican las grandes comercializadoras asiáticas (japonesas, coreanas y chinas).
Proyecto prioritario. El proyecto de inversión “Nuevo Puerto Industrial y Comercial de Salina Cruz” (NPICSC) forma parte de uno de los programas prioritarios de la actual administración federal, que se refiere al Corredor Interoceánico del Ist- mo de Tehuantepec, y que considera no sólo desarrollar infraestructura y servicios logísticos multimodales eficientes entre los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz (que incluyen al ferrocarril y la carretera), sino también impulsar un desarrollo industrial y regional en toda la franja del Istmo de Tehuantepec.
Este programa es uno de los pivotes identificados por el gobierno para promover un mayor crecimiento económico y social en el sur-sureste de México.
Incluso, el nuevo puerto “se fundamenta en la ventaja geográfica que puede representar a las empresas que ahí se establezcan el contar con accesos expeditos a los dos océanos comercialmente más importantes del mundo”.
“También se ha especulado sobre la posibilidad de que el tránsito por esta angosta franja terrestre pudiera representar una opción competitiva para algunas cadenas logísticas que utilizan el Canal de Panamá ampliado y el puente terrestre estadounidense entre los puertos de Los Ángeles y Long Beach en el Pacífico y las principales zonas urbanas en el noreste de Estados Unidos”.
Por ello, el gobierno federal licitará entre empresas privadas los estudios para determinar el tamaño del nuevo puerto y la secuencia para su desarrollo por etapas, en función del potencial del mercado identificado; cuál debe ser la escala y características de la infraestructura portuaria e instalaciones de una primera etapa, en función del potencial de mercado de más corto plazo; identificar el interés que tendrían inversionistas nacionales y extranjeros de participar en el desarrollo de las obras de la primera etapa, a riesgo proyecto, y en qué modalidad de asociación público-privada.
Seguridad y abasto. Por lo que toca a la Terminal Portuaria de Pemex en Salina Cruz, las autoridades gubernamentales señalan que el proyecto permitiría atender con mayor seguridad y eficiencia la demanda de combustibles de la franja mexicana del Pacífico, con producción interna, conforme al propósito del gobierno federal de reducir la dependencia de las importaciones.
Detallan que la demanda de petrolíferos en la franja mexicana del Pacífico ha aumentado desde las estimaciones de 2010, y darían un nivel de ocupación elevado al inicio a las instalaciones portuarias.
Hasta 2018, el consumo de petrolíferos en esta franja es cubierta con importaciones que llegan a los puertos de Rosarito, San Carlos, La Paz, Pichilingue, Guaymas, Topolobampo, Mazatlán, Manzanillo, Lázaro Cárdenas y Acapulco.
En los últimos 20 años, añaden, Pemex ha intentado por lo menos en dos ocasiones (1998 y 2010) concluir su terminal marítima en Salina Cruz, que quedó inconclusa desde principios de la década de 1980 cuando una fuerte caída en los precios internacionales del crudo desencadenó una crisis severa en las finanzas públicas del gobierno.
Esta terminal estaba llamada a ser distribuidor de petrolíferos —de la refinería de Salina Cruz— para abastecer a la franja mexicana del Pacífico, desde Rosarito a Puerto Madero (hoy Puerto Chiapas).
Este proyecto es parte del amplio programa de desarrollo del corredor del Istmo de Tehuantepec, que busca establecer industrias aprovechando la ventaja geoestratégica de la zona como franja de unión entre los océanos Pacífico y Atlántico.