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Después de la liquidación de los bonos que se encontraban en la Fibra E, el gobierno federal todavía tendrá que pagar aproximadamente 40 mil millones de pesos en gastos no recuperables que hicieron los contratistas de la obra del aeropuerto de Texcoco, dijo Javier Jiménez Espriú, secretario de Comunicaciones y Transportes.

Estos gastos no recuperables se refieren a equipo, elevadores, subestaciones eléctricas y demás que adquirieron los contratistas de la obra y que no se pueden vender o volver a utilizar, por lo que el gobierno federal deberá pagar por ello.

Jiménez Espriú dijo que apenas están negociando con los poseedores de los 400 contratos de la obra en Texcoco que reclaman la liquidación de sus gastos no recuperables.

Detalló que antes de la cancelación del aeropuerto se habían pagado 66 mil millones de pesos a contratistas, por lo que estima que lo último que les adeuda son estos 40 mil millones.

En el foro Aviation Summit México, Jiménez Espriú dijo que este jueves se pagarán los 34 mil millones de pesos a los poseedores de bonos de la Fibra E, con lo que quedará concluido el pago a quienes financiaron la construcción del aeropuerto.

Durante su presentación ante representantes de las principales aerolíneas comerciales, reconoció que la cancelación del aeropuerto le restó popularidad al presidente Andrés Manuel López Obrador, pues su nivel de aprobación es de 29% cuando se le pregunta a los ciudadanos sobre la cancelación de esa obra.

“Espero que ese 29% se modifique al alza en el momento en que expliquemos todo lo que hemos encontrado en la construcción del aeropuerto”, indicó el funcionario.

IATA. Respecto al proyecto del aeropuerto en Santa Lucía, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés) destacó las complicaciones sobre operar un sistema de tres aeropuertos.

“La conversión de la base aérea de Santa Lucía a aeropuerto civil llevará tiempo y una inversión significativa. Y los militares tendrán que adquirir experiencia en la gestión de un aeropuerto civil, algo muy diferente en comparación con una base aérea”.

“Incluso si resolvemos el problema del aeropuerto, se nos plantea el desafío de proporcionar una gestión segura y eficiente del tráfico aéreo. Los tres aeropuertos están muy cerca y las orientaciones de las pistas no son paralelas, lo que dificulta la tarea”, dijo Alexandre de Juniac, director general y CEO de la IATA.

Además, las pistas de aterrizaje y despegue están más restringidas por el terreno montañoso. “Voy a ser franco: conseguir este objetivo será todo un desafío”, subrayó De Juniac.

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