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Fráncfort.— El Banco Central Europeo (BCE) dejó ayer su principal tasa de interés en 4.5%, su nivel más alto desde 2001.
La autoridad adelantó a 2025 la vuelta de la inflación en la eurozona a 2% y apuntó a junio próximo como la posible fecha para comenzar a relajar su política monetaria, ya que dispondrá de más datos.
El Consejo de Gobierno del organismo, que se reunió el jueves en Fráncfort, también decidió dejar sin cambios la facilidad de crédito, la que presta a los bancos a un día, en 4.75% y la facilidad de depósito, que remunera el exceso de reservas a un día, en 4%.
La presidenta de la institución, Christine Lagarde, aseguró en la rueda de prensa posterior a la reunión que se están haciendo “buenos progresos” en el proceso deflacionista y que están “más confiados” en que ganarán la batalla a la inflación, “pero no lo suficiente”.
“Es evidente que necesitamos más pruebas, más datos, y sabemos que estos datos llegarán en los próximos meses, sabremos un poco más en abril, pero sabremos mucho más en junio”, afirmó la también exdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Lagarde ha dicho que el Consejo tomó la decisión de mantener los tipos de interés en 4.5% por unanimidad y que no han discutido posibles recortes, pero sí que han empezado a debatir cómo retirar la restricción monetaria.
Durante su intervención, la jefa del BCE destacó que la inflación “disminuyó aún más” desde enero, después de los precios se redujeron dos décimas en febrero, hasta 2.6%, mientras que la subyacente cayó en la misma medida hasta 3.1%, según los datos de la oficina de estadística comunitaria Eurostat.
Además, el Producto Interno Bruto (PIB) de la zona del euro se estancó en el cuarto trimestre de 2023, con una tasa de crecimiento de 0%, tras el descenso de 0.1% observado entre julio y septiembre de ese mismo año.
Inflación llegará a 2%
Todo ello en un día en el que el BCE también rebajó su previsión de inflación media para la eurozona a 2.3% en 2024 y a 2% en 2025, en tanto que la ha mantenido en 1.9% para 2026, lo que permitiría alcanzar su objetivo de estabilidad de precios el próximo año.
La previsión de inflación media para 2024 se recortó cuatro décimas con respecto al anterior pronóstico de diciembre, con lo que se situará más cerca del objetivo del BCE de 2% a medio plazo, uno de los factores que la entidad tendrá en cuenta a la hora de decidir sobre futuras rebajas de los tipos de interés.
También pesará en esa decisión que el avance de la economía de la región será este año más débil de lo previsto, de 0.6%, frente a 0.8% anteriormente calculado, debido a que las condiciones de financiación más restrictivas derivadas de las subidas de tipos previas continúan frenando la demanda.