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Washington.— El liderazgo de Kristalina Georgieva como directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) pareció debilitarse ayer, cuando expertos y responsables políticos analizaban su conducta en un cargo previo en el Banco Mundial (BM), tras señalamientos de que actuó en favor de China.
La situación también podría complicar al gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, al alimentar la reticencia de la oposición republicana hacia las instituciones multilaterales, especialmente en lo que se refiere al gigante asiático.
Una investigación independiente publicada el jueves concluyó que, cuando era directora ejecutiva del Banco Mundial, Georgieva estuvo entre los responsables del organismo que presionaron al personal para que modificara datos para favorecer a China en la edición 2017 del informe anual Doing Business, la publicación estrella del banco.
Los países miembros del FMI “tendrán que tomar una decisión sobre si se sienten cómodos con ella y si continuará en ese puesto”, dijo el Nobel de Economía, Paul Romer: “Creo que deberían pensar en sus opciones”.
Romer, economista en jefe del Banco Mundial en ese momento, criticó a Georgieva por buscar “encubrir” y “blanquear” cuestiones que a él le preocupaban sobre el Doing Business. Finalmente, Romer renunció en enero de 2018, después de hacer públicas sus inquietudes.
Estados Unidos será crucial para determinar el futuro de Georgieva, ya que Washington tiene la mayor participación con derecho a voto en el FMI.
“Estos son hallazgos graves”, dijo el Tesoro estadounidense en un comunicado. “Nuestra principal responsabilidad es defender la integridad de las instituciones financieras internacionales”.
Georgieva ha cuestionado las conclusiones de la investigación del bufete de abogados WilmerHale, que fue encargado por el directorio del Banco Mundial, examinó miles de documentos y entrevistó a más de tres decenas de empleados y exempleados.
Ella misma informó al directorio del FMI sobre la situación y negó las acusaciones en su contra. En la agenda de su reunión del viernes, el directorio del Fondo no mencionaba el informe.
Legisladores republicanos ya plantearon preguntas sobre el proceder de Georgieva.
El representante de Arkansas, French Hill, calificó el informe de “alarmante” y dijo que la “reputación de los prestamistas multilaterales quedó empañada”.
Si las acusaciones son ciertas, “el directorio del FMI debería evaluar de inmediato” la permanencia de Georgieva en el cargo, dijo Hill en un comunicado.
A la luz de la investigación, el Banco Mundial eliminó los rankings de Doing Business que clasificaban a los países en función de sus regulaciones comerciales y reformas económicas, y hacía que los gobiernos compitieran por un puesto más alto para atraer inversores.
La pesquisa también encontró que Georgieva, junto con Simeon Djankov, exministro de finanzas búlgaro que creó el informe, y Jim Yong Kim, entonces presidente del Banco Mundial, presionaron al personal para cambiar el cálculo de la clasificación de China y así evitar enojar a Pekín.
Esto ocurrió mientras los dirigentes del Banco Mundial estaban involucrados en delicadas negociaciones con Pekín sobre el capital de préstamos del banco.
El Fondo tiene su propia serie de reportes sobre las economías nacionales, que podrían ser cuestionados tras las acusaciones contra Georgieva.
Justin Sandefur, de la organización Centro para el Desarrollo Global, había escrito extensamente sobre los problemas con la metodología en el ranking de Doing Business, que, según dijo, se prestaba para “este tipo de interferencia y manipulación”.
Tras las últimas revelaciones, el panorama para Georgieva no es bueno, dijo. “Que el jefe del FMI haya estado involucrado en la manipulación de datos es una acusación condenatoria. Parece un golpe para su credibilidad”.
Hill pidió a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, que informe al Congreso de EU sobre la situación y encuentre formas de “garantizar la integridad estricta y transparente de los datos en los informes y evaluaciones del Banco Mundial y el FMI”.