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No siempre todo tiempo pasado fue mejor y mucho menos si hablamos de precios.
A seis de cada 10 mexicanos no les tocó vivir, o estaban muy chicos, la década de los 80 , la época en que la inflación en México alcanzó los niveles más altos de su historia reciente.
“La inflación, como la vivimos en México, fue una gran fábrica de pobreza. En los años 80, la inflación anual promedio fue de casi 70% al año. Esto quiere decir que si en 1980 un litro de leche hubiera costado un peso, en 1990 ya costaría 150 pesos”, afirmó Luis Videgaray , exsecretario de Hacienda , durante el 20 aniversario del Banco de México, esto en 2013.
Durante la llamada década perdida
, los precios tendieron a crecer más rápido que los salarios llevando una pérdida real del poder adquisitivo de los trabajadores. Se estima que la caída fue de 54%, es decir, al final del periodo el sueldo promedio de los trabajadores sólo podía comprar la mitad de que adquirían en un inicio.
En 1982, último año del sexenio de José López Portillo, estalló la crisis y el peso se devaluó 267%, lo que trajo como consecuencia que la inflación anual se disparara de un promedio de 28% en 1981 a 104% en 1983, es decir, en tan sólo un año el nivel general de los precios se duplicó.
El primer año del gobierno de Miguel de la Madrid fue muy difícil para las familias mexicanas porque las alzas salariales no compensaban el fuerte aumento de los precios, producto no sólo de la crisis económica, sino también por el abuso de muchos comerciantes a través de la especulación y el acaparamiento de algunos bienes básicos, como el azúcar, el huevo e incluso la pasta de dientes.
En aquél entonces no existía el código de barras, por lo que las tiendas de autoservicio se veían en la necesidad de estar reetiquetando sus mercancías cotidianamente ante la sorpresa y enojo de los consumidores. Tan sólo en diciembre de 1982 y enero de 1983, la inflación mensual fue superior a 10%; sin embargo, lo peor todavía estaba por llegar.
Entre 1984 y 1985 el incremento general de los precios promedió una tasa anual de 62%, pero a partir de 1986 la volatilidad de las cotizaciones se intensificó producto de la continua depreciación del tipo de cambio, con lo que la inflación en 1987 promedió 129% a tasa anual, llegando a una cifra récord de 179.7% en febrero de 1988. Para entonces los incrementos mensuales de los precios llegó a 14.7% en diciembre de 1987 y 15.5% en enero de 1988.
Frente a lo anterior, el gobierno puso en marcha el Programa Inmediato de Reordenación Económica (PIRE) cuyo principal objetivo fue reducir la inflación a través de una serie de medidas. Al cierre de la década de los 80, la inflación regresó a niveles menores de 20% y no fue sino hasta el inicio de la presente centuria que el incremento anual del nivel general de precios se ha mantenido abajo de 10%.
afcl