El acceso a la vivienda se complica en la Ciudad de México y en la frontera norte, ya que la oferta del mercado inmobiliario no está a la altura de la creciente demanda, dijeron analistas a EL UNIVERSAL.
La renta de casas y departamentos en la capital del país subió 4% durante la primera quincena de julio, lo mismo que en las localidades cercanas a Estados Unidos.
Ambas zonas encabezan el alza del alquiler entre las siete regiones en las que el Inegi divide el país.
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Detrás del incremento se encuentra la fuerte demanda de viviendas y las altas tasas de interés no sólo de las hipotecas, sino de los financiamientos para construir inmuebles, indicó el economista en jefe para Rankia Latinoamérica, Humberto Calzada.
“La gente que quiere comprar una casa o departamento se desanima por el costo de los créditos y opta por rentar, lo que aumenta la demanda de alquileres. Por otro lado, los arrendadores suben sus precios por la demanda y el mayor costo que deben cubrir para financiar sus proyectos o inmuebles”, dijo.
La oferta también escasea, ya que se construyen viviendas muy despacio en comparación con la demanda, opinó Calzada.
“Un sueño inalcanzable”
El analista independiente del sector, Leonardo González, relacionó el mayor alquiler con la falta de inventario de vivienda de interés social, debido a que sólo se están colocando inmuebles de los segmentos medio y residencial.
“Las viviendas están alcanzando precios muy altos y desatan una crisis de asequibilidad, pues la brecha entre precios y salarios cada vez es más amplia, por lo que adquirir un inmueble propio se está volviendo un sueño inalcanzable”, señaló en entrevista con este diario.
Los registros del Inegi revelan que las casas y departamentos para venta en la Ciudad de México se encarecieron 4% en la primera quincena de julio, lo mismo que las rentas, y fue la región donde más subieron los precios de adquisición.
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“El mercado de alquiler ha capitalizado la crisis de asequibilidad de vivienda, dado que la gente está descartando la opción de comprar y elige rentar, o quedarse en casa de sus familiares”, dijo González.
Desde su punto de vista, las plataformas de alojamiento, tipo Airbnb, tienen un efecto indirecto en los precios, pero marginal, porque carecen de un volumen significativo de viviendas en alquiler.
El nearshoring pasa factura
En el caso de la frontera norte, las rentas han subido por el dinamismo económico y la relocalización de cadenas productivas, el llamado nearshoring, explicó González.
Puso como ejemplo que, desde la pandemia, estadounidenses que trabajan en San Diego se quedan en Tijuana para pagar 30% menos de alquiler, lo que impulsa la demanda de este lado.
El pasado 16 de julio, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, presentó el Bando Uno: Por una Ciudad Habitable y Asequible con Identidad y Arraigo Local, que pretende garantizar el derecho a la vivienda, preservar la vida barrial y evitar el desarraigo en colonias con presión inmobiliaria, en respuesta a protestas por el aumento en los alquileres.
El plan permite alzas ligadas a la inflación y combina regulación con incentivos como vivienda pública, para evitar la desinversión.
Inversiones privadas
Los analistas de Banamex, Paulina Anciola y Rodolfo Ostolaza, advirtieron que un control de rentas mal diseñado puede desincentivar nuevamente la inversión privada.
Además, ubicar estos apoyos en zonas centrales puede trasladar la presión inmobiliaria a otras regiones, provocando más gentrificación periférica.
Faltan detalles del programa, pero existe el riesgo de aumentos en la informalidad en el arrendamiento, erosión del valor catastral y, en consecuencia, de la recaudación fiscal, alertaron en Banamex.
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En su opinión, es muy relevante la implementación de políticas complementarias, como incentivos fiscales para el mantenimiento de inmuebles en renta y subsidios directos a inquilinos de bajos ingresos, para balancear la justicia social con la sostenibilidad económica.
Las rentas congeladas que experimentó la Ciudad de México entre 1942 a 2001 son un claro ejemplo de los efectos no deliberados de políticas públicas que pueden ser bien intencionadas, concluyeron.