Es evidente que este año pocas empresas tornaron en arcoíris sus fachadas o perfiles de redes sociales. Aunque esto se puede percibir como una pérdida de aliados para la comunidad LGBTQ+ por presiones políticas internacionales, también puede ser una oportunidad para conocer a quienes realmente están trabajando por apoyar la causa.

Desde hace varios años, en el mes de junio es común observar un sin número de tiendas, corporativos y hasta oficinas de gobierno que ondean la bandera multicolor al exterior de sus instalaciones e incluso dentro de sus espacios más concurridos como comedores, pasillos, salas de juntas, etc. expresando su apoyo a la diversidad sexual.

Sin embargo, este año no solo se ha visto una reducción importante en las empresas que han demostrado este apoyo, sino que además se han efectuado demostraciones públicas de rechazo a acciones que muestren soporte. Por ejemplo, el pasado 4 de junio el sindicato del Infonavit rompió y retiró la bandera arcoíris que se había colocado en la fachada del edificio de esta dependencia, argumentando que la única bandera que debía izarse era la nacional, pues es la que representa a todos los trabajadores del Instituto.

Este rechazo no es exclusivo de México, recordemos que con el segundo periodo presidencial de Trump en Estados Unidos comenzó una tendencia mundial de reconocer sólo los géneros biológicos y eliminar las prácticas y políticas que daban cierta protección a grupos vulnerables, incluyendo a toda la comunidad LGBTQ+.

Tan solo en lo que respecta a la marcha del orgullo LGBTQ+ que se llevará a cabo el 28 de junio de este año en la Ciudad de México, se estima que dos de cada cinco empresas tendrán una participación menor que en ediciones anteriores a, en gran medida, por las presiones que el gobierno estadunidense ha impuesto sobre sus corporativos norteamericanos. (Murray, 2025)

Aunque estos hechos y estadísticas parecieran indicar un retroceso en la inclusión y la diversidad organizacional, lo cierto es que al interior de las empresas, 80% de estas han señalado que continuarán con iniciativas que promuevan la igualdad de oportunidades y la defensa de grupos vulnerables (Murray, 2025)

Esto nos lleva a que el apoyo a la diversidad sexual no se quede en los colores de un edificio o de los productos de una marca, sino en acciones que verdaderamente impulsen la creación y conservación de trabajos en los que todas las personas se sientan seguras y cómodas de expresar su identidad de género, preferencia sexual y otras formas de pensar, sin temor a ser víctimas de represalias laborales como despidos injustificados, sanciones disciplinarias que no estén debidamente motivadas, cambios de horarios, asignaciones, equipos o lugares de trabajo.

Si bien existen tendencias globales que afectan sobre todo a compañías transnacionales, México es un país que desde la promulgación de su Constitución ha luchado por la igualdad y, por ende, cuenta con mecanismos legales para alcanzar este ideal en favor de todas las poblaciones que componen a la nación.

Por ello, es importante que, aunque dejen de colocar estandartes multicolor, las empresas sigan fomentando la diversidad y la inclusión con medidas como las siguientes:

1. Publicar ofertas de trabajo objetivas, cuyos requisitos no establezcan características particulares del candidato que no tengan razón de ser de acuerdo con las necesidades del puesto (ej. género, edad, estatura, fisonomía, etc.).

2. Instaurar procesos de reclutamiento y selección objetivos basados en la experiencia y capacidades de los candidatos, sin prejuzgar por su orientación sexual o alguna otra categoría protegida.

3. Contar con mecanismos de evaluación de desempeño que permitan promover a los empleados que realmente tengan las mejores cualidades y rendimiento para el siguiente nivel.

4. Tomar decisiones laborales con imparcialidad, especialmente si se trata de cuestiones que pueden impactar profundamente el empleo de las personas (ej. medidas disciplinarias y terminación de la relación trabajo).

Sin duda nos encontramos en un momento histórico retador en el que el diálogo respetuoso está cayendo en desuso y la imposición de ideologías ha llegado a generar violencia en la sociedad. Pero si hay algo que podemos rescatar de todo esto es que es la oportunidad perfecta para demostrar de qué estamos hechos como organizaciones, como empleadores y como individuos. Este es el momento indicado para probar que nuestra conducta no está basada en tendencias, sino en valores legítimos, especialmente en el reconocimiento de la dignidad de la persona sin importar su orientación sexual, identidad de género, nacionalidad o color de piel.

Referencia

Murray Connor, 2025. Dos de cada cinco empresas están reduciendo su participación en las marchas del Orgullo LGBTQ+ ante la presión de la administración Trump: encuesta.

*Socia de Littler

X: @Littler

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