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El sismo del 19 de septiembre pasado no sólo cimbró la tierra, sino la actividad económica de muchas empresas en las zonas afectadas, entre ellas la Ciudad de México. De manera oficial y según los conteos del gobierno capitalino, 930 negocios se vieron afectados. Ante el sismo, las empresas que se vieron perjudicadas tendrán que recuperar maquinaria, equipo, instalaciones, además de que ya seguramente se enfrentan a un entorno complicado en el que la actividad económica se ha visto transformada para mal.
Las afectaciones de este terremoto pueden reflejarse en muchos otros ámbitos y de manera indirecta también, lo cual plantea a las empresas mexicanas un reto de supervivencia.
“Una empresa es una entidad moral que está constituida por elementos de infraestructura, humanos y está en medio de un entorno, sus clientes, proveedores y el propio gobierno”, explica Ángel Méndez, especialista en negocios de la Universidad La Salle. Al estar conformada por varios elementos y a su vez, inserta en un contexto en el que afectan muchas variables, a una empresa le toca evaluar daños, para poder anticipar escenarios y prepararse para ellos.
Para este momento es casi seguro que ya analizaste lo más inmediato, es decir si por desgracia tuviste daños en tus instalaciones o pérdidas humanas, y ya tienes detalles y un monto de lo que perdiste; sin embargo, este análisis debe ir más allá de las afectaciones directas que trajo este terremoto.
“A lo mejor yo no sufrí daños pero mis clientes y proveedores sí, entonces me va a afectar porque mis clientes al verse afectados, se produce una reacción en cadena. Si yo dejo de recibir flujos normales de efectivo, aunque no me haya pasado nada, yo también me voy a ver en la necesidad de retrasar pagos a mis proveedores”, explica el especialista.
Las afectaciones precisamente pueden observarse como eso, como una cadena destructiva que va afectando cada eslabón del negocio, y esto, como dueño de una organización, se tiene que tener muy presente para afrontarlo siempre con la idea de minimizar daños: “Te haya afectado o no, es una cadena que daña a todos, al final vivimos en una economía en la que dependemos unos de los otros”, asegura Méndez.
De manera teórica, las empresas deberían tener un plan que implique que éstas tengan fondos de precaución para afrontar este tipo de eventualidades, las cuales pegan principalmente en su flujo de efectivo —la manera en la que varía la entrada y salida de dinero en cierto periodo—; sin embargo, esto en la realidad es casi una utopía. En México, no tener suficientes recursos para subsistir es la principal causa por la que naufragan las organizaciones, según lo que encontró el Libro del Fracaso, una iniciativa de Fuck Up Nights (una organización que analiza por qué las empresas fracasan) y el Instituto de Emprendimiento Eugenio Garza Lagüera.
No tener recursos para continuar con la operación puede convertirse en un escenario que el terremoto ha hecho aún más posible para las empresas, así que una de las preguntas pertinentes que los dueños de las organizaciones se tienen que hacer es cómo su flujo se podría ver afectado debido a los daños ocasionados por este desastre natural.
En este análisis a corto plazo en el que el enfoque es la revisión y la evaluación de daños, es necesario analizar cuáles son tus necesidades de capital de trabajo —sueldos, materias primas, maquinaria, etcétera—, recomienda Abraham Vergara, coordinador de Contaduría y Gestión Empresarial de la Universidad Iberoamericana. Es decir, necesitas tener claro cuanto perdiste y cuánto necesitas para seguir adelante.
Quizá tus proveedores tuvieron graves afectaciones y van a retrasar los pagos o el cierre de calles provocó que los transeúntes ya no pasaran enfrente del negocio y por consiguiente, disminuyera la clientela.
“Sin duda el flujo de efectivo en específico el de operación se verá afectado por lo que se debe tener una sincronía entre las salidas y entradas de dinero”, recomienda Abraham.
¿Qué hacer ante esta situación? Depende de cada caso, pero entre las recomendaciones se encuentra negociar con los proveedores ampliaciones en los pagos (o ampliar tu línea de crédito con ellos), buscar otros proveedores si estos se vieron afectados gravemente y no pueden suplir lo que se requiere, recortar gastos y solicitar un financiamiento.
Analízalo antes
Antes de escoger alguna de los escenarios anteriores —sobre todo en los dos últimos— necesitas hacer un análisis detallado porque pueden traer consecuencias contraproducentes si no se hace bien.
Recortar gastos es una forma de recortar gastos, pero la recomendación sería hacerlo de forma prudente y socialmente responsable. Esto viene a cuento porque en muchos casos, la forma más sencilla en la que las empresas recortan gastos es despidiendo a parte de su plantilla .
“Recortar personal como primer recurso es muy malo para las empresa, son familias que se quedan sin ingresos, proveedores que se quedan sin empresa a quién proveer. Es un impacto impresionante y es como una bomba expansiva”, explica el especialista de La Salle. Esto a su vez, genera una cadena negativa en la que la economía puede moverse más lento debido a que cada vez hay más gente sin trabajo y por consiguiente, sin dinero para consumir.
Cuando el flujo de efectivo se ve afectado, y el recorte de gastos y las prórrogas con proveedores no son suficientes, el financiamiento se presenta como una de las opciones viables; sin embargo, debe ser una decisión pensada y no apremiada por las necesidades inmediatas.
“El acceso a financiamiento en el mediano plazo puede ahogar a la empresa por lo que la decisión de endeudamiento debe ser muy meditada y con los estados financieros muy claros, por que en algunos casos se podría estar poniendo en riesgo la totalidad del patrimonio de la empresa”, señala el experto de la Ibero. Este financiamiento podría encontrarse con los mismos proveedores, con las autoridades o incluso con alguna institución financiera que pueda dar acceso a algún crédito de capital de trabajo.
En el caso de la Ciudad de México, el gobierno local anunció una bolsa inicial de 110 millones de pesos con el cual se pretende atender a las empresas dañadas por el terremoto pasado. Como parte de este plan, se ofrecen microcréditos para capital de trabajo, es decir, para recuperar instalaciones y maquinaria, por ejemplo.
Y estos se otorgarán a distintos niveles, tanto a nivel de micropréstamos, como apoyos a la micro, pequeña y mediana empresa los cuales buscan otorgar entre 10 mil y 25 mil pesos con una tasa de interés de 10%, con tres meses de gracia para pagar en un plazo de 15 meses.
Al igual que sucedió entre la sociedad civil en el terremoto, en el que México demostró unidad y solidaridad con aquellos que tuvieron daños, es importante que las empresas también desarrollen esta cultura, porque de hecho, esto beneficia a toda la economía: Al mover la economía las empresas empiezan a recibir flujos, con lo que las organizaciones se reponen más rápidamente y con ello pueden echar a andar lo que hay a su alrededor.
“Se necesitan buenas prácticas, generar una cultura de apoyo entre empresas que permita que sigan operando y que aguanten, y que poco a poco se vaya recuperando la economía”, asegura Ángel Méndez.