El camino del emprendedor, sobre todo durante los primeros años, es arduo. Mucho más en México, en donde el ecosistema no siempre le ofrece las mejores condiciones para hacer crecer su idea y materializarla en negocio. Pero cuando logra fundar su empresa, los problemas no se terminan. La tramitología, corrupción, las onerosas cuotas fiscales y de seguridad social, los pagos tardíos de proveedores y muchos otros obstáculos se le atraviesan y le obligan a atravesar, en muchas ocasiones, un desierto del que no sabe si saldrá vivo.

La administración actual tomo cartas en el asunto, pero no lo suficiente. El ecosistema todavía no termina de convertirse en un entorno que favorezca por completo el emprendimiento, como sí sucede en otros países.

“Se queda inconcluso como muchas de las iniciativas del sexenio. Se han movido a más velocidad con respecto al pasado, pero seguimos manteniendo una estructura e infraestructura que está lejos de potenciar el emprendimiento”, explica María Fonseca, directora de la EGADE Business School del Tec de Monterrey.

Quizá uno de los mayores logros fue la creación del Instituto Nacional del Emprendedor, pero no tardó en sufrir recortes. Tan sólo en 2017, se recortó su presupuesto en 43%, lo cual ocasionó que se redujeran los montos máximos de apoyo de 15 millones a 10 millones de pesos, así como también las convocatorias disminuyeron de 19 a 14 y no hubo asignación de recursos para el programa de garantías para el financiamiento de pymes, es decir, que las instituciones crediticias no recibieron estos recursos que sirven para amortiguar el riesgo y que las impulsan a prestar más a los más pequeños.

Además de la reducción, la realidad es que los apoyos no siempre llegan a quienes lo necesitan, quedándose en manos de quien no. “Hay todavía mucho coyotaje y los emprendedores no acceden a los fondos que están destinados para ello”, explica la especialista. En 2016, la Auditoría Superior de la Federación diagnosticó que la reglas de operación del Fondo Nacional Emprendedor —el fondo a través del cual el Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem) ejerce sus recursos— presentaron “opacidad” en su operación y control, de acuerdo con el Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2014. Las deficiencias principales en las que incurrió el instituto fueron identificadas en lo que se refiere a la operación y seguimiento de los recursos de dicho fondo.

Todas estas piedras en el zapato para los emprendedores pasan por la necesidad de legislar y de diseñar políticas públicas que permitan allanar el camino para los emprendedores y los empresarios. Las pymes son las mayores generadoras de empleos en el país y hoy no se desempeñan en condiciones favorecedoras para su crecimiento.

Hace unas semanas, la Asociación de Emprendedores de México (ASEM) presentó el “Emprendecálogo”, un documento que incluye 10 recomendaciones y que busca impulsar una agenda de fomento al emprendimiento con la que se debería comprometer el siguiente presidente del país.

Esta asociación además se encuentra en pláticas con los equipos de campaña para reunirse en las siguientes semanas con cada uno de los candidatos y poder presentarle esta agenda. Esta iniciativa de alguna manera da forma a la mayoría de los pendientes y retos que se enfrentará la siguiente administración en materia de emprendimiento, puesto que prácticamente todos pasan por política pública.

Es esencial atender este tema, porque muchas veces, estos obstáculos llevan a la informalidad, la cual lesiona de manera triple: Al emprendedor porque le cierra muchas puertas, como la del crédito; al gobierno, porque este deja de recibir las tributaciones de aquellas compañías que permanecen bajo la sombra de la informalidad y al empleado, que trabaja bajo condiciones de trabajo precario.

“Cuando las leyes y las regulaciones están tan alejadas de la realidad, hay veces que la gente prefiere incurrir en la informalidad”, explica Bernardo Tamez, fundador de la Asociación de Emprendedores de México (ASEM).

Pago a tiempo

Uno de los grandes problemas al que se enfrentan no sólo los emprendedores que apenas inician, sino prácticamente todos los empresarios es la falta de pago a tiempo. Las empresas prestan un servicio o un producto, y ya sea las grandes corporaciones a las que les proveen o el gobierno mismo tarda meses en pagar, lo cual merma su flujo de efectivo y en muchas ocasiones los lleva a la muerte.

De acuerdo con el Libro del Fracaso, un estudio realizado por el Instituto de Emprendimiento Eugenio Garza Lagüera y la iniciativa Fuck Up Nights, la principal razón de fracaso está relacionada con las finanzas, y dentro de este rubro, 25% fracasó porque tuvo problemas de crédito con sus proveedores.

“Es necesario hacer que las grandes empresas y oficinas de gobierno paguen a proveedores en máximo 30 días, porque es un tema de bastante dificultad para el emprendedor”, señala Bernardo Tamez, fundador de la Asociación de Emprendedores de México (ASEM).

Las empresas y el gobierno se financia a través de las pymes y estas terminan pagando el costo.

Uno de los grandes cocos

La tramitología sigue siendo un punto débil para el emprendimiento en México. Si bien en este sexenio se aprobó la reforma a la Ley General de Sociedades Mercantiles, la cual permite crear empresas en un día y sin costo gracias a la incorporación de una nueva modalidad de Sociedad Mercantil, esto dista mucho de ser suficiente para agilizar hacer negocios en México. El tema es crucial porque está relacionado directamente con la corrupción, a la cual no se le ha puesto freno.

“La corrupción puede ser un mecanismo exitoso para disminuir los efectos negativos de regulaciones excesivas e ineficientes y para realizar procesos, como trámites y permisos, en un tiempo reducido”, sostiene el estudio El efecto de la corrupción en emprendedores y mipymes. De hecho, es los trámites donde las mipymes experimentan con más frecuencia espacios para la corrupción.

Tramitación de licencias y permisos en el municipio, tramitación de permiso de uso de suelo o instalación de la luz, son algunos de los trámites en los que más se incurre en corrupción. según este mismo análisis.

La corrupción es un fenómeno complejo en el que participan diversos actores, tanto empresarios como gobierno, sin embargo, la lentitud y la complejidad son un caldo de cultivo perfecto para que surjan las malas prácticas.

“Si bien a nivel federal ha habido muchos avances en cuanto a trámites, hay todavía mucho camino por recorrer”, sostiene Bernardo.

Que sea justo para todos

Hoy, las pymes que están de manera formal tienen obligaciones patronales y fiscales que muchas veces les impulsan a permanecer en la informalidad o a caer en malas prácticas, tales como la subcotización.

“Cuando tú constituyes una empresa y quieres comenzar a hacer negocios, el ISR es gravoso, además de que las contribuciones patronales de inicio se vuelven muy gravosas. Puede haber un régimen intermedio que atienda las posiblidades del emprendedor, porque en materia de seguridad social, Pfeizzer paga lo mismo que Juan Pérez”, explica el especialista.

La lista de pendientes es todavía muy larga. Se necesita incorporar a la cadena productiva a las pymes, incentivar especialmente el emprendimiento de alto impacto, favorecer la llegada de emprendedores extranjeros que buscan crear empresas y empleos en México, mejorar la manera que emprenden las mujeres, pero sobre todo hacer mejor la manera en la que se ejerce el gasto público etiquetado para este rubro para que el dinero realmente llegue a las manos de quien debe arribar.

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