Washington.— Mientras la Reserva Federal (Fed) estadounidense se prepara para reunirse hoy y el miércoles, el banco central y su presidente Jerome Powell se encaminan a una situación mucho más difícil. La inflación mejoró el mes pasado, pero todavía es alta, y los aranceles podrían elevarla más.

Al mismo tiempo, las continuas amenazas arancelarias, así como los fuertes recortes al gasto público y al empleo, han hundido la confianza de los consumidores y de las empresas, lo que pegaría en la economía e impulsar el desempleo al alza.

A la combinación tóxica de una inflación aún alta y una economía débil o estancada se le llama con frecuencia estanflación, término que atormenta a banqueros centrales.

Si la estanflación llegara a surgir, será un desafío para la Fed, ya que, por lo general, sus funcionarios suben las tasas —o las mantienen altas— para combatir la inflación.

No obstante, si el desempleo aumenta, la Fed normalmente baja las tasas para reducir el costo del crédito y estimular el crecimiento.

Aún no está claro si la economía caerá en estanflación. Por ahora, la Fed enfrenta una enorme incertidumbre económica.

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