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América del Norte atraviesa un periodo de transformaciones y ajustes en diversos niveles. Desde el aspecto social, hasta el político y, por supuesto, el económico; el panorama actual demanda fuertes reflexiones sobre las estrategias de inversión y el futuro de las dinámicas comerciales que han prevalecido en México, Estados Unidos y Canadá en los últimos 30 años y que hoy están reconfigurándose.
En este escenario, el rol de los asesores financieros se vuelve aún más crucial. Como parte de este gremio, he visto de primera mano cómo, en periodos de cambio, los inversionistas buscan el acompañamiento experto que les ayude a definir el rumbo adecuado ante la coyuntura actual.
¿Es necesario rebalancear mi portafolio? ¿Qué industrias tenemos que monitorear más de cerca? ¿Qué otros tipos de instrumentos menos tradicionales pueden ser más atractivos? Todas estas preguntas, inevitablemente, han salido de manera recurrente en las interacciones asesor-cliente de los días recientes.
Es en estos momentos cuando resulta más valioso mantener una visión de largo plazo y evitar reaccionar de forma exagerada ante el pesimismo que a veces domina el entorno. En las inversiones, particularmente en períodos de transición o incertidumbre, es en donde más fácil se puede caer en reacciones impulsivas o imprevistas en la estrategia planteada inicialmente. En muchos sentidos, este fenómeno es cíclico: lo vimos en la burbuja puntocom de principio del milenio, de nuevo con la crisis financiera de 2008 y una vez más en la pandemia por Covid en 2020.
Lo que quiero señalar es que los inversionistas que suelen salir adelante en estos momentos son los que comprenden que se trata de un maratón, no de una carrera de 100 metros.
Expertos financieros tienen que recordar que el cambio no es sinónimo de caos y que, aunque el mercado siempre nos exige adaptarnos, el tomar decisiones mesuradas, con calma y bien consensuadas entre todo un equipo de trabajo e inversionistas, es clave para sortear de manera exitosa los momentos más inciertos.
México, y América del Norte como tal, continúan siendo una región con un panorama de inversión lleno de oportunidades. Como cualquier parte del mundo, cambios en relaciones comerciales y dinámicas de consumo deben ser evaluadas en todo momento, pero eso no disminuye el potencial que caracteriza esta parte del continente que suma alrededor de la tercera parte del producto interno bruto a nivel mundial.
En resumen, los asesores financieros deben ser aliados estratégicos que conviertan la incertidumbre en una oportunidad para crecer y consolidarse. Su rol es, y siempre será, esencial no solo desde el punto de vista económico, sino también en el aspecto emocional de cada inversionista.
En un entorno cambiante, el poder transmitir confianza y seguridad es lo más valioso que puede pedir un inversionista. Es ahí en donde se encuentra el más grande reto de la asesoría financiera en 2025.
VP Director de Desarrollo de Asesores de Grupo Bursátil Mexicano.
