El crédito de los bancos que operan en el país resiste el freno que registra la actividad económica provocada por la del presidente estadounidense , pero comienza a mostrar señales de debilidad.

Así, la colocación de préstamos cerraría el año con un avance cercano a 6%, es decir 2.5 puntos porcentuales por debajo de lo registrado en 2024 y lejos del buen desempeño observado tras la .

“Es muy probable que el crédito siga desacelerándose el resto del año, en respuesta a varios factores: una mayor caída de la inversión, una extensión del estancamiento de la economía, la persistencia de una postura restrictiva de las tasas de interés, un mayor deterioro de la confianza empresarial y de los consumidores, además del ambiente de incertidumbre que vive México por factores internos y externos, principalmente”, dijo a EL UNIVERSAL el director general de la empresa de análisis CIAL Dun & Bradstreet, Sergio Hernández.

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Según datos del Banco de México (Banxico), en abril de 2025 la cartera de crédito de la banca comercial al sector privado se ubicó en 6 billones 944 mil millones de pesos, un crecimiento anual de 8%.

El departamento de Estudios Económicos de Banamex destacó en una nota del 2 de junio que el crédito bancario tropezó en abril luego de 15 meses de expansión. Ese comportamiento se explica por la caída mensual de 0.4% en el financiamiento a la vivienda y las empresas, mientras que el de consumo creció 0.7%.

Analistas coinciden en una desaceleración del crédito. Para Intercam, si bien el crecimiento sigue siendo alto en un contexto de bajo crecimiento económico, en los últimos meses aminoró el paso.

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El crédito al consumo mostró un alza de 10.4%, pero su desempeño dependerá de qué tan fuertes sean los impactos de menor crecimiento tanto de la economía en general como de la creación de empleos.

“Si la desaceleración o recesión económica se reflejara en una caída del empleo, los salarios reales y la masa salarial, sus efectos se verían en una menor demanda de crédito al consumo”, dijo Hernández.

“Los números del crédito al consumo de los años recientes se explican por el buen desempeño del mercado interno, a lo que se han sumado los máximos históricos de las remesas familiares y los apoyos del gobierno. Mientras, si el mercado interno sostiene cierta solidez, el crédito al consumo crecerá”, dijo.

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De acuerdo con el Inegi, el consumo privado bajó 0.2% en marzo, tras crecer 1.4% un mes antes.

Entorno retador

En abril pasado todas las carteras que forman el crédito de la banca comercial se empiezan a moderar, dijo el economista en Jefe de Valmex Casa de Bolsa, Gerónimo Ugarte.

Por segmentos, los saldos de tarjetas de crédito se incrementaron 9.5% anual real, representando el único segmento que exhibió una aceleración durante el mes.

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En contraste, los créditos de nómina y personales registraron variaciones de 4.7% y 9.2%, respectivamente, mientras que el financiamiento para la adquisición de bienes de consumo duradero (automotriz y bienes muebles), lo hizo en 20.3%.

“Esta desaceleración en el crecimiento del crédito refleja un entorno económico más moderado, influenciado por factores como la política monetaria y la demanda interna”, explicó.

El especialista detalló que, por la oferta, lo que explican este comportamiento son la política monetaria restrictiva, que mantiene elevados los costos de financiamiento.

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Además, los bancos son más cautelosos en el crédito al consumo por un mercado laboral menos dinámico, mientras que una supervisión más estricta en ciertos productos crediticios ha llevado a una selección más rigurosa de clientes.

Del otro lado, añadió, los factores de demanda que contribuyen a la moderación son la menor confianza del consumidor y cautela en el gasto, ante la incertidumbre por el entorno político y la volatilidad del tipo de cambio, restringiendo el endeudamiento de los hogares, especialmente en bienes duraderos.

Ugarte recordó que también influye una base comparativa elevada, pues en 2024 hubo una fuerte recuperación postpandemia del crédito, en particular al consumo.

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De igual forma, se registra un endeudamiento elevado de ciertos segmentos de hogares, lo que limita su capacidad y disposición para asumir nuevas deudas.

“Esperamos que la desaceleración del crédito continúe en el mediano plazo, resultado de una demanda interna débil, menor dinamismo del mercado laboral y proyectos de inversión aplazados ante la incertidumbre actual”, dijo Ugarte.

“Asimismo, la presión en índices de morosidad ajustados comenzaría a reflejarse en el mediano plazo, restringiendo las condiciones de otorgamiento y frenando el impulso al gasto corriente de los hogares, especialmente vía tarjetas de crédito”, indicó.

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