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La predictibilidad es una cualidad que el mercado aprecia, especialmente cuando se refiere a la política monetaria de la mayor economía del mundo. Es por ello que su magnífico entendimiento con la actual presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, busque mantener la entente cordial forjada desde su nominación al Olimpo de los bancos centrales allá por octubre de 2013.
Sin embargo, si algo caracteriza a la actual administración del presidente Donald Trump es que es poco previsible y esto se deja notar en la carrera por conocer quién tomará las riendas del banco central de EU. El inquilino de la Casa Blanca ha retirado a Gary Cohn, director de su Consejo Económico, de la lista y, según adelantó ayer Politico, también descarta a Yellen. Otras fuentes y las proyecciones del mercado no dan esto por hecho.
“Si se reelige a Yellen, la opinión consensuada entre el mercado es que no habrá cambio alguno en la política monetaria”, señala Joseph LaVorgna, economista jefe de Natixis. “Yellen ya ha trazado su intención de reducir mecánicamente el balance del banco central y activado el piloto automático, algo que tampoco cambiaría si el actual gobernador Jerome Powell la relevase en el cargo”, añade.
Y es que después de profesar su profunda admiración por la actual presidenta de la Fed, Trump sigue teniendo difícil optar por la continuidad, algo que a ojos de los expertos impulsaría momentáneamente la renta variable, o por el contrario instaurar un nuevo capitán ajeno a los entresijos del banco central.
Los senadores republicanos más conservadores han vetado a Yellen, ya que creen que la guardiana que vela por el pleno empleo y mantener la inflación en el entorno del 2% no está dispuesta a ceder ni un ápice para relajar la regulación bancaria. Tampoco consideran a Powell un sucesor adecuado, ya que no ha disentido con las decisiones de Yellen. Sin embargo, sí favorecen al economista de la Universidad de Stanford, John Taylor, un halcón, para algunos renegado, que buscaría implantar su fórmula para decidir sobre los tipos.
“El mayor desafío para Taylor será decidir si quiere seguir o no su propia regla”, indica Torsten Slok, economista global de Deutsche Bank. Al fin y al cabo, según sus cálculos, los tipos de interés deberían situarse en estos momentos en el 4%, algo que implica un endurecimiento más acusado al de las tres subidas de tipos que en estos momentos se descuentan para 2018.
En plataformas como Predictit, las posibilidades de que Taylor reemplace a Yellen son del 22%. Por el contrario, Powell se posiciona como favorito, con un 65% de probabilidades, mientras que la actual presidenta no queda descartada y mantiene un respaldo del 20%.
Pero existe un tercer nombre en discordia, el de Kevin Warsh, ex banquero de Morgan Stanley, quien militó la Fed durante la crisis financiera. Warsh ha calado entre algunos miembros de la administración, como el vicepresidente Mike Pence, pero el mercado sólo le ofrece un 6% de probabilidades. Randal Quarles, el recién confirmado como miembro del Consejo de la Fed y principal regulador bancario, no le considera capacitado para dirigir el banco central. Pero, ¿qué as bajo la manga esconde Trump?: la posibilidad de anunciar dos nominaciones a la vez, una para la presidencia y otra para la vicepresidencia de la Fed, lo que amortiguaría cualquier decisión que no case con la expectativa del mercado.
Powell, el favorito. Jerome Powell ha sido gobernador de la Reserva Federal (Fed) desde mayo de 2012 y ha votado constantemente a favor del consenso establecido por la actual presidenta, Janet Yellen. Según apuntan todos los indicios, estuvo totalmente de acuerdo con la tercera ronda de flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés) aprobada en septiembre de 2012 y también respaldó el anuncio de la Fed el mes pasado para comenzar la normalización del balance general.
En estos momentos, Powell cuenta con cinco años en el cargo y ha lidiado de forma efectiva con temas macro, monetarios y regulatorios. Pese a no ser un economista académico con un doctorado, ha aprendido bien el oficio. “Powell se ha forjado una buena reputación en busca de consenso, alguien que podría tomar las riendas de Yellen sin apenas perturbar a los mercados”, señala Peter Hooper, economista de Deutsche Bank.
En plataformas como Predictit, Powell se posiciona como claro favorito para sustituir a la actual presidenta al frente del banco central más importante del mundo, con un 65% de probabilidades.
Taylor, el hawkish. Este economista es el creador de una fórmula simple que la Fed debe seguir a la hora de formular su política monetaria, la conocida como Regla de Taylor. Este cálculo respalda la legislación patrocinada por el presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara, Jeb Hensarling, que obligaría a la Fed a crear una fórmula matemática a la hora de tomar decisiones sobre los tipos de interés, una medida a la que Yellen se ha opuesto categóricamente.
Trump sabe que la famosa regla de Taylor provocaría probablemente una subida de los tipos por parte de la Fed mucho más agresiva que la prevista por el mercado en estos momentos (si presuponemos un tipo neutro del 2%, el tipo actual de los fondos de la Fed podría superar el 3,5%). “Una Fed que siga las reglas parece más inflexible de lo que un empresario como Trump podría desear”, explica el jefe de renta fija minorista de M&G, Jim Leaviss. “El mercado buscará entender si su fórmula tiene una motivación económica o política, ya que esto tendría un impacto significativo en las expectativas de inflación y en el extremo largo de la curva”, indica Torsten Slok, economista global de Deutsche Bank.
Warsh genera dudas. Kevin Warsh es un asesor cercano para algunos de los inversores más importantes del país. Es un veterano del banco central de Estados Unidos, que jugó un papel importante durante la crisis financiera de 2008. Su esposa es la hija del empresario multimillonario Ronald Lauder, amigo cercano del presidente.
En el año 2010, levantó ampollas en la Fed cuando se distanció públicamente con el entonces presidente de la institución, Ben Bernanke, sobre una decisión clave de política en un artículo de opinión de 2010 que escribió para el Wall Street Journal.
Warsh trabajó para Morgan Stanley y es un claro defensor de la industria financiera, que abogaría por menos regulación para los bancos.