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¿Estás harto de sentir que tu dinero se evapora cada quincena? ¿Cuando llega tu pago te sientes poderoso abriendo la cartera pero a los dos días te sientes como el más triste mendigo con los bolsillos vacíos? ¿Pensabas ahorrar lo que te sobrara pero en la realidad no te sobró nada? Si las respuestas son positi-vas, entonces necesitas cambiar la manera en la que estás administrando tu dinero.
Seis de cada 10 mexicanos ha utilizado una tarjeta de crédito para financiar despensa, servicios básicos, gasolina y hasta medicamentos al menos tres veces en los últimos 12 meses, de acuerdo con números de Kardmatch.
El hallazgo de este estudio es desalentador porque demuestra la manera en la que los mexicanos no se administran bien a la hora de gastar su quincena, porque esto no le sucede sólo a los que son más pobres, sino prácticamente, a todos. “Dicho comportamiento —o forma de consumo— se presenta en uno de cada dos usuarios de tarjetas de crédito, en todos los niveles de ingreso”, sostiene el estudio.
Los números lo dicen: 61% de aquellos que ganan entre 5 mil a 15 mil pesos, lo ha hecho; a 60%, 51% y 50% de los que ganan entre 16 mil a 30 mil, de 31 mil a 60 mil y de los que ganan más de 60 mil les ha pasado también. Quizá es lógico deducir que la gente lo hace porque su sueldo es demasiado bajo y no le alcanza, pero la realidad es que los mexicanos lo hacen, ganen bien o ganen mal, lo cual lleva a pensar que esta situación mucho tiene que ver con la manera en la que organizamos nuestro dinero.
Pero hay una manera de que tu dinero no se evapore al principio de la quincena, y es poniendo orden y mecanismos que te ayuden a crear todo un entramado que te respalde financieramente para que jamás vuelvas a sufrir.
Decídete a hacerlo y rastrea tu dinero
Es el primer paso, y suena a verdad de Perogrullo, pero es necesario tener la voluntad de querer cambiar y de que esto, va a conllevar un esfuerzo, el cual muy al principio seguramente nos causará sentimientos de culpa por darnos cuenta de la manera en la que hemos malgastado nuestro dinero. El mal sabor de boca puede durar un tiempo, pero después vendrá la calma y la certeza de que rectificamos el camino. Por desgracia, saber que necesitamos dar un giro a la manera en la que gestionamos nuestro dinero no es suficiente, sino que se necesita voluntad y un cambio de hábitos, lo cual constituirá una gran parte del trabajo.
Siéntate con papel y lápiz en mano, y con tu app o tu banca en línea disponible para que puedas ir siguiéndole la pista a tu dinero. Primero, apunta tus ingresos. Después, enlista tus gastos fijos, es decir, renta, servicios, colegiaturas, hipotecas, y ahorro (si es que lo tienes) y demás gastos de los cuales no hay cómo zafarse. Ahora, réstale esta cantidad a tus ingresos. Esa es la cantidad que en teoría tendrías para gastar de manera corriente.
Así que a esa cifra, réstale todas las salidas, gustitos, ropa, cafés y demás cosas que te has comprado durante esta quincena. ¿No te ajustan las cuentas? Seguramente no y quizá puedas rastrear muy poco de lo que has gastado, lo cual te deja con una sensación amarga de malgasto. Es normal, ahora viene el momento de rectificar.
¿Tienes deudas?
Primero, si tienes cuentas por pagar, hay que concentrar los esfuerzos en hacerlo, porque el dinero que debas no te va a dejar construir unas finanzas sanas.
Dave Ramsey, uno de los especialistas en finanzas personales más famosos de Estados Unidos, asegura que es necesario saldar estos compromisos para construir algo sólido. Él recomienda el método de la bola de nieve, el cual consiste en ordenar tus deudas de la más pequeña a la más grande.
No te preocupes por la tasa de interés a menos de que las dos deudas tengan montos similares, entonces empiezas por la de mayor interés. Paga lo más que puedas al mes de la primera en la lista y paga el mínimo del resto. Cuando acabes, síguete con el resto, así te mantendrás motivado con tus progresos, explica el especialista.
Construye una red que te respalde
En este recuento que hiciste sobre tus gastos seguramente te diste cuenta de que no dedicas nada a ahorrar. Es normal porque si estabas pensando en juntar lo que te sobrara al final de la quincena, muy probablemente ya te diste cuenta que no sobra nada al final, así que tu manera de pensar en el ahorro tiene que cambiar.
Este debe ser un rubro prioritario en tu presupuesto, no algo que se deja al último. Hacerlo es importante porque es necesario construir un colchón financiero que nos ayude a enfrentar las dificultades de la vida, las cuales suelen costar mucho dinero. Pero antes de empezar a ahorrar, Ramsey enlista una serie de pasos para alcanzar la libertad financiera (a los cuales les llama “pasos de bebé”) y en los primeros lugares coloca la conformación de un par de fondos de emergencia de distintos montos.
Esto es importante porque si no estás preparado para las eventualidades, es muy poco probable que puedas construir de manera sostenida este colchón financiero que significa el ahorro. El paso número uno de estos pasos de bebé que enlista Ramsey es el de construir un fondo de emergencia de mil dólares (algo así como casi 20 mil pesos). Este fondo te ayudará si tienes una fuga en tu casa o si tu coche se descompone de algo menor, por ejemplo, y evitará que te endeudes para poder pagarlo.
“Sin este fondo de emergencia, la gente suele endeudarse para cubrir estos gastos que aparecen por sorpresa”, explica Ramsey. Este fondo lo debes tener en otra cuenta separada a la que usas de manera regular. Una vez que tengas este fondo y que hayas pagado tus deudas, entonces deberías empezar a construir otro fondo mayor, que constituya entre tres y seis meses de tu sueldo, para que este te ayude a enfrentar una emergencia mayor.
“De la misma manera en la que empezaste con este primer fondo, este otro de tres a seis meses de tu sueldo te ayudará a protegerte de sorpresas más grandes”, asegura el especialista. Al tener esto resuelto, entonces es momento de empezar a acumular capital y hacerlo crecer.
Ahorra
Cuando tienes estos fondos de emergencia construidos —los cuales te ayudarán a no descapitalizarte a la primera eventualidad— es momento de empezar a ahorrar (aunque quedarse sólo en ahorro no será suficiente, pero vamos por partes). Hay coincidencia en que 10% de tus ingresos es lo mínimo que deberías guardar, pero en realidad es una cifra que vas a escoger.
Es importante que pienses en este rubro como uno que te ayudará a construir seguridad y que te permitirá llegar a donde tú quieres, así que tómatelo muy en serio. 10% en realidad es muy poco, así que tendrás que subir el porcentaje. Otros especialistas recomiendan que dediques 40% al ahorro y 60% al gasto corriente.
Ese 40% se divide: 10% de ahorro va para el largo plazo (tu retiro, esencialmente); 10% a mediano plazo, es decir, algo que necesites en un plazo de cinco años; 10% a corto —este año o el que sigue— y el otro 10% a construir un fondo de emergencia (este ya lo construiste y por dos así que puedes repartirlo en otras tres metas).
¡Acumular no es suficiente!
Por desgracia, dejar estos montos en tu cuenta de banco es algo que debes evitar si quieres que tu dinero no pierda valor a través del tiempo. Si lo haces, cada año la inflación sube –esta es el aumento sostenido de precios de servicios y productos– y tu dinero te alcanzará para cada vez menos. Depende del plazo es el instrumento en el cual deberías dejar tu dinero guardado. Por ejemplo, a largo plazo, o sea, para tu retiro, puedes pensar en tu Afore como un vehículo para dejar ese dinero. Los rendimientos deberían hacer que este crezca en 30 años.
En cambio, para el dinero a corto plazo deberías pensar en un instrumento como los Certificados de Tesorería (Cetes), los cuales mantendrán al menos el valor de tu dinero y te permitirán tener liquidez casi inmediata. En cuanto a los recursos a mediano plazo, un fondo de inversión especializado podría ayudarte para que estos no pierdan valor y puedan crecer.