Si bien la deuda global bajó en el tercer trimestre del 2022 por el endurecimiento de las condiciones de financiamiento por las altas tasas de interés, un dólar fuerte ha debilitado la capacidad de servicio de la deuda en muchos países, sobre todo de economías emergentes, advirtió el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF por sus siglas en inglés).
En tanto que los balances generales de las empresas y los hogares están en mejor forma, aunque los precios más altos de las materias primas y las presiones inflacionarias plantean desafíos para la capacidad de servicio de la deuda de las pymes y las familias de bajos ingresos, enfatizó.
Destacó en un nuevo reporte sobre la evolución de la deuda en el mundo, que entre julio y septiembre se observó una disminución de 6.4 billones de dólares en la deuda global para situarse su saldo en 290 billones de dólares.
Lo anterior, señaló, representó más de 15 billones de dólares por debajo de su histórico de 306 billones de dólares que alcanzó en el primer trimestre de 2022.
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Alertó que la fortaleza de la moneda más importante del mundo ha debilitado significativamente la capacidad de servicio de la deuda de muchos deudores no bancarios en mercados maduros.
Mientras que muchos mercados emergentes han reducido con éxito la dependencia del dólar en los últimos años, ponderó.
Sin embargo, el instituto advirtió que la deuda denominada en dólares todavía se encuentra en niveles elevados como sucede en América Latina y África, dejando a muchos países muy expuestos a las oscilaciones de los mercados de divisas.
Indicó que la relación deuda/PIB global, cercana al 343%, ahora es 20 puntos porcentuales más baja que su máximo en el primer trimestre de 2021, ayudada por un fuerte crecimiento y favorecida por la inflación.
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No obstante, esta proporción en los mercados emergentes sigue aumentando, especialmente en el sector financiero, matizó.
Consideró como una restricción adicional para la actividad económica global, el hecho de que las emisiones de deuda en todo el mundo, ajustadas por inflación, permanece en mínimos en varios años.
Bajo ese contexto, estimó que, dado que los gobiernos por lo general buscan respaldar el crecimiento y satisfacer mayores necesidades de financiamiento, se espera que para el 2023 debería haber más emisiones soberanas.
Respecto al endeudamiento de empresas y hogares, hizo ver que la factura de los mayores intereses que se están dando en el plano global, está a punto de aumentar.
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Eso podría transmitirse a través del costo del dinero más alto con lo cual se generaría una fuente importante de riesgo para la estabilidad financiera y la sociedad.
Consideró que establecer tasas fijas en los créditos hipotecarios, debería ayudar a mantener bajo control los gastos en el pago de intereses de los hogares.
En tanto que las sólidas ganancias corporativas, junto con fuertes reservas de efectivo, podrían contribuir a que se siga teniendo un colchón para enfrentar los gastos de intereses más altos para muchas empresas de gran tamaño.
Sin embargo, advirtió que dada su gran dependencia del financiamiento de corto plazo, los hogares de menores ingresos y las pequeñas empresas, se han visto afectados de manera desproporcionada por un mayor endeudamiento.
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